Si pudieras ser un personaje de un libro o una película, ¿quién serías? ¿Por qué?
Sin duda alguna, de anciana, me gustaría ser como ella. Una señora de más de noventa años, que hace punto, visita a sus vecinos, cuida de sus plantas y le encanta atar cabos sobre lo que ve a su alrededor. Es como cuando yo era niña y observaba a la gente, aunque yo las historias me las inventaba, y ella no. Ella conoce al ser humano muy muy bien. Y es capaz de ver la maldad en un pueblo tan pequeño y cuqui como St. Mary Mead. Me encantaría tener una mente tan despejada y ágil como la suya. Y su habilidad para cuidar de su jardín con tanto mimo. Eso también me encantaría. Además, no es una señora solitaria. Su sobrino la cuida y la mima como a una madre. La ayuda económicamente porque a él como novelista las cosas le van bien, y ella tiene lo que viene siendo una pensión de mierda, y se la lleva incluso de viaje lo cual me parece el colmo de la felicidad. Que he leído a Agatha Christie? Mucho. Fue la lectura que acompañó toda mi adolescencia. Luego vi la serie que ponían basada en sus novelas. Me gusta el misterio. Mucho.
Si no fuera mujer, si buscara un personaje masculino sería Toranaga. Él es un personaje ficticio del libro de James Clavel, Shogún. El libro llegó a mis manos por mi marido. En ese entonces, su interés restringido era Japón y los shogunados. Era capaz de decirte los nombres de emperadores y de los Shogún sin equivocarse y por su orden antes y después de Toranaga que fue un personaje real, Tokugawa leyasu. Como ven tomé nota mental de todas esas cosas porque, de tanto repetírmelo, se me adjuntó al Adn.
En el libro, este personaje ve la vida como un enorme juego de ajedrez. Cada movimiento que hace, cada peón perdido, que no son piezas de madera sino seres humanos, es un paso más hacia su objetivo, que ha convertido en su todo en la vida. Me encanta cómo el libro detalla sus pensamientos y cómo hace todo lo posible para que, lo que piensa no se le vea en la cara, algo que yo, sin duda, soy incapaz de conseguir. A mi todo se me nota.
El libro lo recomiendo muchísimo. James Clavel hace una radiografía a la mentalidad japonesa con una veracidad que te deja sin palabras y explica el porqué del odio que tienen hacia todo lo extranjero. Nosotros allí seríamos un Gai-Jin. Algo casi peor que ser carnicero en la época en la que está ambientada la novela. Y ya paro. No sin antes explicar que lo que me gusta de ambos personajes es lo bien que saben retratar a otro ser humano. Con sus edades, sus achaques, pero con toda la agudeza!