Enumera 5 cosas cotidianas que te hagan feliz.
Lo primero que me hace feliz, después de levantarme y preparar los desayunos, es abrir Instagram y ver las noticias que da Ángel Martín. Me encanta que alguien acabe, después de levantarse pegándose un madrugón, grabar el vídeo, editarlo y subirlo a la red, diciendo que quiere a todo aquel que está detrás de la pantalla. Los seres humanos que oímos sus noticias antes de salir corriendo a nuestros destinos. Me parece que es de ser un ser humano tremendamente generoso.
La segunda cosa que me hace feliz es ir al trabajo caminando. Cuando ves, desde él, las largas colas que soportan los que se mueven por la ciudad, encerrados en sus coches, armándose de toda la paciencia, cada día, respiro absolutamente aliviada. Si tuviera que hacer lo mismo, el estrés me tendría muy enferma. Además, desde mi trabajo, en una séptima planta, tengo unas vistas al mar maravillosas. Puedes ver, como si fuera una postal, los barcos fondeados en el mar mientras el sol va subiendo muy despacio en el horizonte.
La tercera cosa que me encanta es tomar el café del descanso en mi casa. Ver y hablar con mi hija mayor en calcetines, prestándonos toda la atención la una a la otra, ese ratito, no tiene precio. Mi hija es un ser humano maravilloso. Digna de todo lo bueno.
La cuarta cosa que me gusta es hacer deporte por las tardes. Ahora no estoy yendo porque este trimestre está siendo un infierno de estudio y preparación que terminará sólo cuando llegue el día del examen, pero lo echo de menos. Me gusta saludar a las compañeras y a las profesoras y luego estar 45 minutos partiéndome el alma. Y lo hago por mi bien. No por estar delgada, sino por salud física y mental. Nunca me cansaré de repetir que lo recomiendo como el mismo respirar.
La quinta cosa que me hace feliz es, por las noches, cuando ya voy a dormirme, oler a mi enano cerca de mí. Poder abrazarlo. Saber que eso un día terminará porque será ley de vida que se vaya a su cama. Y mientras tanto aprovecho. Lo abrazo con no mucha fuerza. No le gustan los abrazos fuertes mientras duerme. Y así me quedo, en silencio, esperando que la vida me dé la oportunidad de vivir todo eso, de nuevo, al día siguiente.