Salud mental

Háblanos de esa palabra que todo el mundo tiene en la boca.


Se ha hecho de noche. Ya me han dado la medicación y me encuentro acostado en mi
celda. Estoy en enfermeria. Dicen que cometí un delito en pleno delirio. iMentira! La voz
que escucho dentro de mí me dijo que mi hermana buscaba meterme en un centro
porque creía que estaba loco. Discutimos porque ella trataba de convencerme de que
eso era lo mejor para mi. En un momento, en el fragor de la discusión ELLA cogió un
cuchillo, ELLA se apuñaló por accidente en el forcejeo. Convenció a todos, jueces,
fiscales.. todos de que había sido yo y acabé aquí. Como ella deseaba. En un lugar
donde se me controla todo lo que hago. iGratis! Ella no tiene que desembolsar un euro.
iZorra!
Mi voz lleva un buen rato muy parlanchina, y, a pesar del sedante, su insistencia porque
escuche es mas fuerte y me impide dormir. Me tapo los oídos para no escucharla pero
no lo consigo. Empiezo a deambular. Pego la oreja a la puerta de mi celda. A estas horas
de la noche, solo hay un médico y una enfermera que cuidan de los que van a estirar la
pata, así que no oigo un solo ruido. Me insiste en que le apetece ver qué tal quedaría un
fuego pequeño en mi colchón. Que pruebe a ver qué tan alto quedan las llamas. Y yo ya
estoy harto. Busco un mechero que escondo en el colchón y arremolino las sábanas en
el centro de mi catre. Prendo fuego y veo crecer las llamas. A principio es hipnótico y me
sonrío al oir reir a la voz. Pero pronto caigo en la cuenta de que la celda no tiene
ventanas y no tengo forma de dejar salir el humo. Me asusto. Grito. Oigo a alguien llegar
corriendo. Me dice que me separe de la puerta. Siento la llave girar y, para mi horror, el
funcionario no puede abrirla porque es de acero y se ha dilatado por el calor del interior.
Viene otro en su ayuda. Golpean juntos la puerta. iDios! Si no abren moriré asfixiado
Finalmente, consiguen su objetivo. Estoy tirado junto a la puerta a punto de perder el
conocimiento. Me cogen de las muñecas y me arrastran al pasillo. Entran de nuevo en la
celda y apagan las llamas con extintores
De repente soy consciente de que he podido morir, de que la voz no quiere mi bien. Que
ha estado a punto de matarme. Quiero mi libertad y quiero que deje de hablarme y,
mientras la enfermera se acerca corriendo pidiendo que me calme, noto que la voz ha
enmudecido por primera vez en años
P.D:

Este texto lo escribí en memoria y homenaje a todos aquellos que luchan, cada día, por su salud mental. Eso que está tan en boga pero del que solo el que está afectado, y su familia, saben lo que es. Lo hice a modo novelado, pero de esas situaciones hay un montón de anécdotas reales. Un abrazo fuerte al todo el que transita por ese camino tortuoso.


3 respuestas a “Salud mental”

  1. Es muy realista, pero lo que más me gusta es que consigues que al final el protagonista te caiga bien, que conozcas su lucha interna. Es fantástico para dar a conocer que todos somos humanos y ninguno estamos exentos de tener problemas de salud mental en alguna ocasión.
    Magnos sueños.

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