El ejercicio

¿Cuál es tu forma favorita de hacer ejercicio físico?

Me he dado cuenta, en este pasar de semanas que hace que escribo en este blog, que, de las cosas que no me interesan o son un bah para mi, comienzo el título en minúsculas. Cuando no es así, le doy al bloque de mayúsculas como si no hubiera un mañana.

Me gusta hacer ejercicio? He dicho mil veces que no. Lo hago por salud únicamente. Siempre pongo una preciosa excusa entre el gimnasio y yo. Hoy, por ejemplo, cuando acabe aquí, buscaré algo peregrino que me impida ir a la piscina a nadar un rato. A pesar de que me he enterado de que voy a estar sin ella dos años porque pide una reforma ella y el resto del recinto hace ya un montón de años. Tal vez vaya. Los astros están siendo favorables! Hace sol, a pesar de que ha llovido, y se ha quedado una mañana preciosa de paseo.

Esta semana no he ido ningún día al gimnasio. Han intentado estafarme de manera telefónica, dos artistas que sabían qué compañía de teléfonos era la mía y cual mi banco. No me han robado porque la tecnología misma se lo ha impedido. El mal cuerpo que se me quedó cuando mi banco, el de verdad, me llamó para decirme que había sido engañada como una china, ha sido de órdago. Me he sentido igual que cuando se abusa de tí. Cuando sufres una agresión. No solo te sabes vulnerable, te sientes culpable porque crees que, con tus propios actos estás en esta situación, y, aunque en tu cabeza haya un señor bajito con un traje de lentejuelas intentando hacerse notar para decirte que no es cierto eso que piensas, tu mente lo boicotea y no le permite decir una palabra.

Encima, he recibido la llamada de ambos una vez más. Con la misma desfachatez que los agresores. «Yo? Pero qué dices!! Soy súper inocente y tú te lo estás inventando todo!»

Vamos, que me he quedado para sopas. He tenido que formatear mi escacharrado teléfono y no sé si superará que le hayan borrado toda la memoria. Menos las fotos y algunos chats, me he quedado sin recuerdos. Tenía la voz de mi madre en un mensaje que, cuando estaba muy triste, lo oía y con él me animaba. Se fueron todos en el formateo. Pero lo peor no es eso. Lo peor es sentirte vulnerable, idiota. Luego todo el mundo te dice lo que podrías haber hecho. Lo que hubieran hecho si hubieran sido tú. Pero claro, tú eres idiota. Ellos son súper inteligentes y no entienden cómo no vas en pañales con ese cerebro de mico que tienes.  Después de pasado todo ese tema, en el mundo de los ciegos, el tuerto es el rey.

En los premios Princesa de Asturias, Serrat habló, en un precioso discurso, sobre el mundo que estábamos viviendo y que a él no le parecía ni bueno ni bonito. «Un mundo en el que prima la avidez del mercado, donde todo tiene un precio» decía ese hombre sabio. Y si, todo tiene un precio. Y si, todo el mundo quiere lo que tiene el otro. Sin importarle qué será de esa persona cuando se le quite lo poco o lo mucho que tenga. Eso da igual. Eres solo el objeto de un deseo. Y así me he vuelto a sentir yo. Igual de vulnerable que de pequeña. Como si no hubiera pasado el tiempo. Ahora quiero desandar el camino hacia el abismo en el que he estado a punto de caer. Hacia el otro lado. Con mi marido y mis hijos. Mi fuerza!


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