¿Eres creativo?
Hace unos años, existía un príncipe, no de los que viajan en carroza, sino los que van en limusina, que era muy guapo y un poco tonto. Le encantaba hacer ejercicio físico y para ello iba al mejor gimnasio de la ciudad donde vivía. Le encantaba mirarse al espejo mientras levantaba las pesas y ver su cuerpo perfecto.
No era un gran estudiante (aún tenía que estudiar una carrera porque era lo que se esperaba de él) y sacaba las notas justas para ir aprobando y pasando cursos. De las asignaturas que tenía que estudiar, había una que se le atragantaba. Francés. Un coñazo era ese idioma para él. Ni siquiera le estimulaba el hecho de que su padre lo llamara «el lenguaje del amor». Para él, el verdadero idioma del amor era su sonrisa radiante y su esculpido cuerpo. Y con eso, tiraba estupendamente.
Tal era el problema que tenía con la asignatura que decidió actuar como si esta no existiera. Cuando sus padres le preguntaron por sus exámenes, se limitó a decir que él ya no tenía esa asignatura, y cuando sorprendidos le preguntaron porqué, él contestó que porque no había nada más que enseñarle.
Un día llegó un correo a la reina, de la profesora de francés del príncipe, explicándole que llevaba días detrás de él para que fijara una fecha para un examen y el chico no hacía más que darle largas.
Entonces la reina montó en cólera. Ese hijo suyo había cogido su confianza y la había hecho añicos y ahora se iba a enterar. Pero primero contestó el correo pidiendo disculpas por lo sucedido.
Habló con su hijo y, como castigo, le impuso varias horas de estudio de francés, y cero horas de gimnasio hasta que no diera el todo por el todo con el idioma.
Alicaído por estar pillado en el renuncio, volvió a las clases. Al salir, su profesora, una chavala que no debía ser mucho mayor que él le preguntó «Comment ça va?. Él le contestó: «touché mais pas coulé, creo que se dice así no?» Ambos se echaron a reír. «Un café? Yo invito le dijo a su professeur. «D’accord» le respondió. Y juntos marcharon hacia la cafetería en lo que sería el inicio de una hermosa amistad.