Mi nombre

Si pudieras ponerle a algo tu nombre, ¿qué sería?

Hay una canción de Serrat que dice: «tu nombre me sabe a hierba, de la que nace en el valle, a fuerza de sol y de agua…» Y a mí me hubiera gustado mucho que alguien, al pensar en mi nombre evocara un paisaje, un sentimiento. Sería un placer dejar una huella bonita en alguien y, que al pronunciar mi nombre le llevara a algún sitio o recuerdo bonito. Eso en el mundo del metaverso y de la cuarta dimensión sería realidad, pero aquí, junto a mí, rodeada de gente que te quiere mucho muchísimo pero que no les evocas una porra puesto que te quiero porque eres, porque estás, y el día que no estés no te evoco ni te extraño ni voy a llorarle a la luna porque esto es Avatar y aquí las cosas funcionan así, pues cuando no esté se acabó. Así que podrían ponerle mi nombre a una mantequilla, a un bus, a una estrella, y, ni siquiera ante la lectura de este en la etiqueta les llevaría a ninguna parte.

No critico la forma de ser de ninguno de los habitantes de Avatar, cada uno es como es y punto pelota. Me encantaría ser tan realista, tan pragmática, y no llorarle a la luna las ausencias,  pero, cuando aquí digo que echo de menos a mi madre, me miran con pena medio segundo y luego me piden que les pase el agua por favor. Y es lo que hay.

Ya he dicho que tengo nombre de culebrón, y mi madre se moría de la risa cuando lo decía. Tengo nombre de serie de estas que ponían antiguamente, donde se veía que eran rodadas con pocos medios, donde se veían fallos por todos lados, un poco como lo que me pasa a mí. No soy infalible. Soy tan imperfecta como esos  seriales. Me equivoco mucho, no me gusta hacer deporte y lo hago, porque quiero sobrevivir hasta ver a mis hijos encaminados, no sé yo! escribo muchas veces en el móvil porque lo hago entre carrera y carrera a las terapias, y queda, lo que escribo, como queda, tengo un aspecto normal tirando a albondiguita (estas lorzas no se han hecho sin currarlas amigos) y cuando me enfado grito, lo que en esta casa se considera una auténtica ordinariez y a mi, que vengo de donde el grito era trending topic, me resulta hasta liberador aunque siendo sinceros, a las personas autistas un grito les supone una desregulación así que hago como Carl, el de «cosas de casa» cuento una, dos y tres, cuatro, cinco seis, yo me calmaré, todos lo veréis» y continúo con mi vida. Con muchas ganas de romper un plato, cierto, pero más calmada. Ya si eso me queda ir al baño a llorar un rato, o la lectura, para distraerme. O la escritura, que esta sí que me sabe a hierba…


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