Explica una decisión que hayas tomado en el pasado y que te haya ayudado a aprender o a crecer.
Estoy en la casa del sur. Llegamos ayer, pero yo estaba tan acompañada con una rinitis, que ni miré el móvil en todo el día. Miento. Menos a mi hermana. A ella, aunque la cabeza se me separase del cuerpo y fuera rodando hasta la orilla de un estornudo, a ella si le contesto. A ella y a mi hermano, pero él es de la república independiente de la vida. Yo, por mis hermanos ma-to.
Total que, entre llegar, instalarnos, pensar en lo que comeremos estos días, la alergia y la playa, no estuve para absolutamente nada más.
Hoy me he levantado cuando aún no había salido el sol. Le dije al niño que, salir a la terraza con aquella oscuridad no iba a ser una opción, y, mientras preparábamos el desayuno, vi como la luz iba tocando los apartamentos situados en la montaña de enfrente. Como requiriendo que el niño pudiera hacer su rutina. La que hace cuando estamos aquí.
Mientras me debato entre tomar de nuevo el antihistamínico o no, si subir y acurrucarme entre las sábanas una vez más, o no, cogí el móvil y me hizo mucha ilusión saber que, ayer, ya hizo dos años que tengo el blog. Que publiqué mi primera entrada.
No soy ni de muchos «me gusta» ni de muchas visitas, es cierto, pero escribir me ha servido como terapia. Una válvula de escape que utilizo cuando me siento sobrepasada. La decisión de abrir el sitio fue mía, pero, el empuje para escribir me lo dio mi hermana que era de las pocas personas que habían visto lo que escribo. Ella y mi madre, que se fue antes de decirle que me había embarcado en una aventura en la que ella hubiera estado encantada de participar. A ser posible de protagonista.
Mientras escribo en la terraza, pienso en los arreglos que tocan hacer a la casa, porque, mientras bajaba a desayunar, he visto un par de cosas rotas. Un par o tres, o más. Da igual, todo tiene su tiempo, y mi tiempo ahora es el de escribir. Giro la cabeza hacia el árbol del jardín, donde tengo una pareja de aves que se hablan mientras el pueblo comienza a despertar. No importa que sea jueves Santo. Aquí se sirve al turista los 365 días del año, las 24 horas. Insiste el ave en su trino, para quedar por encima del de los barriles de cerveza y del tráfico mañanero. Porque ella, al igual que yo, emite su canto aún sin ser escuchada. Moviéndose en el interior del árbol. Sin importarle quién o qué pueda oírla. Como yo. Exactamente así. Y en esas estamos. Cantando, escribiendo, disfrutando ambas de lo que hacemos. Y he caído en otra cuenta. Que no veo a su pareja. Tal vez por eso canta. Por no sentirse sola. Como yo cuando escribo.

4 respuestas a “El blog”
Felicidadespor tu segundo aniversario.
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Siii!! 🥳🥳🥳 gracias!
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¡Qué emoción celebrar contigo estos dos años! Enhorabuena de corazón, porque se nota que escribes desde un lugar muy honesto y lleno de vida.
A mí también fueron mis hermanos quienes me animaron a escribir, aunque confieso que fue mi hijo quien me ayudó a crear el blog en WordPress. Así que leer lo tuyo me ha tocado especialmente.
Gracias por compartir tanto y tan bonito.
¡A por muchos años más de letras y latidos!
Un abrazo, Ana. 🌷🥰
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Muchísimas gracias por tus comentarios! Y muchísimas gracias por tus buenos deseos! Es curioso como a veces la historia de uno se convierte en la historia de todos. A muchos nos animaron a escribir, y aquí estamos, intentando con mayor o menor éxito, dejar historias y recuerdos bonitos!
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