Reflexiones

Estamos instalados en la casa del sur, y, a pesar del calor que hace, que es capaz de hacer desmayar a una chicharra, estamos muy a gusto a la espera de la llegada, mañana, de mi hermana y su familia. Estamos contentos? Hombre!! No nos vemos hace más de un año, así que si, estamos muy felices, aunque yo no tengo energías para acondicionar la casa, que lo haré, pero como decimos aquí, al golpito.

Escribo todo esto en la terraza superior, intentando que me de algo de aire fresco en unas islas que, cuando el aire nos trae arena del desierto este se vuelve cálido como una sopa, apartando al alisio de su camino, y reflexiono sobre una semana aquí, sola, con los chicos, yendo a la playa todos los días para que el enano disfrute. Llegamos siempre pasadas las cinco y media, y estamos un par de horas, él retozando en el agua, y yo retorciendo mi cerebro con los problemas que afronto, creo que en vías ya de solución, pero problemas al fin y al cabo.

Seguimos sin luz en Avatar mientras yo no dejo de preguntarme cuánta burocracia hace falta para reconectar algo que se desconectó en un pis pas. El ingeniero nos dio el certificado de luz el martes por la tarde. El miércoles lo envié a la compañía y el jueves entró en la distribuidora. O eso dicen, aunque esta vez, me lo han puesto por escrito, que tampoco significa nada, pero te pone la zanahoria delante de la cara. De 5 a 7 días tardan en darte de alta. Así que, casi, queda una semana más de espera. Qué chupi!

Luego está el tema de mi cumpleaños. El lunes. 55 tacazos, 29 de los cuales fueron una mierda absoluta y ya si eso, los siguientes han entrado en la categoría de buenos. Sin tirar cohetes no me fuera yo a venir arriba!  Es decir, me he pegado más de la mitad de mi vida pasándolas moradas. Quiero la hoja de reclamaciones. Bueno no, que hay gente por ahí muy mal y que acaban fatal.

Llevo, desde que salió la noticia, dando vueltas a cómo de difícil se nos ponen a algunos los asuntos vitales. Hace unos días, un desgraciado quemó a su novia, amiga, conviviente…que tiene solo 17 años. Muy grave está la pobrecita mía y yo no hago más que pensar que ella y yo podríamos haber acabado de la misma forma solo que yo, seguramente, tuve más suerte y fui más lista. Yo me alejaba de todo lo que exudara problemas. No quería tener un récord al final de mi vida. Quería poder sacar la cara del fango y tirar para adelante. Desde que oí y leí la noticia no dejo de pensar en ella. En la chavala. Y me veo en el hospital sujetando su mano. Ayudándola a llevar la pena de que, todo aquel que dice quererte, te agrede. Te quiere hacer desaparecer. Hay que ser altamente miserable para hacer eso a nadie, pero como decía mi madre, hay que ver de todo en esta vida. Incluso actos tan violentos.

Ayer, una de mis tías fue a mandar un audio a su hermana, y, lo que debía quedar entre ellas dos, lo compartió al grupo. Hablaba de mi y de mi cumpleaños y de lo que no iba a hacer. A la mitad del audio le di al stop. Me di cuenta de que no me importaba nada lo que ella pensara sobre mi. Seguro que tiene mucha razón, yo tampoco hago muchas cosas por nadie, ni celebro ni hago nada porque vivir en Avatar ya me absorbe mucho tiempo. Supongo que merezco lo que ella piense, sea cual sea esa cosa. Pero como ya dije, a mi no me importa. Porque yo de la gente que tiene un aura de traer  problemas, me aparto educadamente. Y sigo mi camino, por las sendas de Avatar, que son muy intrincadas, es cierto, pero qué tranquilidad da caminar por ellas sabiendo que sus habitantes no te apuñalarán por la espalda.

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