He vuelto, cómo no! a la casa del sur. Lo he hecho para coger resuello ante lo que nos espera. A mí, el examen de las oposiciones, al que este año me acompaña mi hija, al enano, unas yincanas estupendas por esto de que no hay bus escolar. Por el medio, visitas médicas, un viaje a Córdoba para el mes que viene, y un intentar sobrevivir en este año mierdoso que va llegando a su fin. Aunque, pensándolo bien, deseé con muchas fuerzas que se terminara el 2020, y al año siguiente perdí a mi madre. Así que, vamos a tomarnos todo lo que sucede con tranquilidad, y eso lo consigo aquí, entre estas paredes, paredes que van, por algunas zonas, pidiendo un arreglo urgente.
La casa ahora mismo está cubierta de una película de polvo marrón, consecuencia de la última calima que, además de larga fue copiosa. Así que toca arremangarse y limpiar porque esto todo es como estar en una foto en sepia. Y a mí no me gusta ese color. Ya tuve una vida así, sin luces y con muchas sombras. Ahora solo quiero luz. Dar luz a la vida de mis hijos. Que no recuerden el vivir junto a mi con dolor de estómago, sino con un puñado de grandes recuerdos felices.
El canario ha subido a la copa del árbol que ya pasa con mucho el alto de la terraza, y me ha saludado piando mientras yo estiro mi esqueleto en los sillones de mimbre que me acogen cada mañana. Me levanto para verlo más de cerca y, al asomarme recuerdo a mi madre subiendo la cuesta que lleva a la casa. La vivienda está impregnada de su energía, de su perfume, de su risa.
Hace un rato ha venido mi hijo y se ha recostado a mi lado. Nos hemos quedado abrazados, como un par de estatuas, sintiendo el calor del uno en el otro, mientras he envidiado que él tenga la oportunidad de cobijarse en los brazos de alguien. Yo me consuelo con el mimbre y el calor de los cojines. A cada uno lo suyo. Dos vidas. Dos realidades. Dos deseos. Uno cumplido. El otro anhelado. Pero se aprende a vivir así. Y el resultado, la imagen que me devuelve el espejo cada mañana. El rostro de una superviviente que, ahora, lo único que desea, es disfrutar de momentos bonitos. Respiro profundo y me lleno de la paz que da esta casa. Me levanto a quitarme el pijama para coger una muda de ropa para la jornada maratoniana de limpieza de hoy. Dejo el blog para empezar a crear recuerdos bonitos. Buenos días!