¿Quiénes son tus artistas favoritos?
Ella cantaba en un pub de esos donde va mucha gente de edad madura a tomar una copa, en silencio, mientras te cantan. Solía tener mucha afluencia por esto de que los elegidos para entretener al público solían llevar unos músicos buenísimos. El dueño, pagaba bien, pero quería la caja llena cada noche.
Durante cada noche, veía a un joven sentado solo en las mesas del centro de la sala. Cuando ella terminaba su actuación, aplaudía entusiasmado, se acababa su consumición y volvía a la noche siguiente.
Hasta que, una noche, él la esperó en un descanso, acodado en la barra. Ella pensó que iba a decirle alguna majadería y decidió no hacer contacto visual con él. «Eres mi cantante preferida, cantas como los ángeles. Tu voz me transporta a otros tiempos más felices» Le dijo. Entonces, ella lo miró, y se encontró con la mirada de alguien que exudaba ser buena gente. Guapo además. «Gracias» Le contestó. Y, para su asombro, se levantó él de la silla y se marchó. Ya no lo vio al día siguiente, ni al otro, y así pasaron meses.
Paseando un día por el mercado, le pareció verlo con un sombrero bien ajustado a su cabeza, pálido en exceso, como si estuviera enfermo. Se acercó y le soltó un «hola» tímido. Le devolvió el muchacho la mirada y se puso colorado. «Te he echado de menos en el bar desde la última vez que hablamos!» «Ya ves!» Y quitándose el sombrero dejó al descubierto su cabeza sin pelo. «Cáncer! Me ha tocado! Por eso te dije aquello esa noche, porque quería que supieras lo que significaba lo que haces para mí. Pero, durante un tiempo, se han acabado para mi las salidas nocturnas!»
«Supongo que no querrás dar un paseo conmigo ahora verdad?» Le dijo ella. «Si quieres puedo cantarte incluso alguna cosa!» Él se echó a reír y le contestó que vale. Ella le cogió del brazo, y, despacito, mientras se alejaban del mercado, comenzó a cantarle bien bajito. Sólo para él.