¿Cómo usas las redes sociales?
Empecé en esto de las redes sociales por mi madre que usaba mucho Facebook. Luego se abrió Instagram y allá que me fui detrás para ver sus fotos y para compartir videos graciosos. Hasta ahí. Fue morir ella y detrás mis ganas de compartir cero con nadie. No las he cerrado, pero no las uso sino para algún club de lectura y para ver alguna webinar chula que tenga que ver con Avatar. Me gusta estar actualizada en ese aspecto. Lo demás, que era compartir alguna foto o así, murió el mismo día que lo hizo mi madre.
Ahora que recuerdo, aún no he comprado el libro de este mes del club. Otras veces no lo he hecho, pero esta me apetece mucho porque creo que es el primer libro de esa chica. Me encanta que la gente joven tenga éxito con lo que escribe, que sus libros se compren porque se ha elegido en una web. Me gusta disfrutar de lecturas distintas.
Me enrollo. Las redes. Mi hermana me dice que porqué no le doy más bombo al blog y lo publico en mis redes sociales (mis dos redes sociales) y mira, no. Esto no va de hacerme conocida. Esto va de disfrutar con lo que hago y yo estoy ahora mismo como un cochinillo en un charco. Además, desde que estoy aquí, en la casa, no miro el móvil ni para atrás, tengo los apuntes de las oposiciones y la tablet muertos del asco por ahí, y, la verdad, ni siquiera leo mucho. Hoy caí en la cuenta de que, cada mañana me levantaba con dolores de cabeza y es porque ni siquiera recuerdo tomar la dosis de café diaria que suelo hacer en casa. Aquí mis redes son el jardín, la pareja de pajaritos, la playa, el silencio.
Ayer estuve limpiando el jardín de malas hierbas lo que me supuso al menos un par de horas de la mañana. Primero cogí las hojas que cayeron del árbol y las puse entre las jardineras, un poco para que se sostenga la humedad y otro poco como abono. Como si yo tuviera alguna idea de jardinería. Luego miré las malas hierbas que se habían apoderado de alguna planta y, ya iba a pasar de largo cuando una voz me dijo: «Agáchate y arráncalas Druski!, no seas así anda, hazlo por tu madre y por la pobre plantita!» y entonces me agaché y comencé a quitar lo que llevaba desde el 2021 apoderándose del jardín. Cuando me iba a rendir, porque estaba harta, volvía otra vez: «anda Druski! que ya te queda menos! Acuérdate que mi marido, que te lleva más de 30 años lo hacía en sus vacaciones!» Y así seguí. Hasta acabar casi con ellas. Algunas tuve que dejarlas porque, además de plantas, tengo arañas de esas en las que te puedes subir y dar un paseo, que, a su vez, habían puesto sus huevos, y no quise destrozarles el hogar que, a estas alturas es más suyo que mío.
Al acabar, pude oír la risa de mi madre, esa que emitía cuando se salía con la suya. Como una niña pequeña. Y no pude evitar sonreírme mientras entraba de nuevo a la casa. Antes de cerrar la puerta la oí decirme: «Druski! , y limpia un poquito dentro anda! Y eso hice.