Escribe sobre tu primer ordenador.
Mi primer ordenador no fue solo mio sino nuestro. Mi marido se trajo uno que había comprado de soltero, con su primer sueldo, con una pantalla tan pequeña que apenas podías ver qué estaba mirando o mejor, jugando.
Al cabo de poco fue sustituido por otra torre y una pantalla bastante más chula que la anterior, y que ya permitía jugar a juegos de ordenador de más entidad.
Recuerdo que mi casa era un trasiego de compañeros y amigos que le ayudaban a instalar, bien algún artilugio para la computadora, bien para instalar juegos. Yo pasaba de largo por el estudio ofreciendo café o refrescos en agradecimiento por salir de su casa a ayudar a un tío que nunca fue capaz de seguir las instrucciones que venían en las cajitas de los juegos ni de ninguna otra índole.
Luego llegó la niña y con ella un diagnóstico incierto lleno de dudas y de palabras que no entendía. Y entonces me acerqué por primera vez a buscar en Internet cuáles eran los «síntomas» del autismo. Y así empecé. Luego me uní a Facebook intentando buscar gente igual de desesperada que yo y cuyos peques actuaran de la misma manera que mi peque. Y así, buscando y buscando, descubrí que mi hija no tenía un Trastorno Específico del Lenguaje. Oyendo a un chaval que lo padecía siendo entrevistado en una radio local y cuya entrevista colgaron en la web de la asociación. Entonces hice una especie de quien es quien en mi cabeza y, descartando cosas, quedó el autismo en pie mirándome socarrón y explicando que él había venido para poner mi vida patas arriba y no una vez no, dos. Si. Porque en ese mismo ordenador, con una torre modificada, me tiré a buscar el cómo era posible que un niño de 7 meses, que había nacido con un peso de más de 4 kilos, tuviera hipotonía. Y entonces me salió una pregunta, «fue prematuro?» Y cuando la respuesta fue no, me llevó a un link que ponía «qué hacer cuando mi bebé es autista?» Y entonces me quedó todo claro. Aún así esperé al diagnóstico oficial para hacer el duelo.
Esta semana me ha dicho que en el cole sus compañeros lo llaman autista y él, la verdad, no tiene mucha conciencia de su realidad. Le expliqué que, si sus compañeros se lo decían como un insulto, debía hacerles entender que ser autista y llamarte así no lo es en absoluto y que no debe emplearse como tal. Además, aprovechando el día de la paz, que fue el 30 de enero, su profesora de PT dio una charla en clase sobre cómo es él y porqué es diferente. Un poco para ir atemperando los ánimos, que ya van camino de la adolescencia y esa, desgraciadamente, es una etapa crítica en la vida de todo chaval que sea medianamente distinto al resto. Imaginen lo que puede ser con una persona a la que notas ademanes de extraterrestre!
La profesora de PT, la única ayuda escolar que tiene, me ha dicho que está muy contenta porque el crío está muy expresivo y parlanchín y ha mejorado un montón. Tanto que, cuando terminó el curso pasado, me pasó un listado de items sin alcanzar con el que se me cayó el alma a los pies. Este primer trimestre, los items conseguidos eran más de una docena.
Cómo han cambiado las cosas! , el ordenador ya no preside la mesa del estudio y éste va camino de ser la habitación del niño. Y el niño va camino de ser un hombre. De convertirse en un gran hombre!