¿Sueles rechazar las cosas que se interponen con tus objetivos?
Lo primero que uno debe entender, el primer pensamiento que debería estar en nuestra mente, es que, el día que vivimos puede ser el último de nuestra vida. No hay nada cierto. No existe un mañana hasta que despertamos del sueño. Entonces, porqué diablos vamos a permitir que, encima, se nos pongan objeciones a cómo recorrerla? Por qué vamos a permitir a nada o a nadie que nos impida avanzar y alcanzar lo que queremos?
Otra cosa es un consejo si lo que haces no te va bien. Si te dedicas a beber el agua de los floreros para luego alucinar si tienes el hígado hecho paté, por ejemplo. O si eres un crío o una cría y no tienes ni idea sobre un determinado tema. Pero cuando, como yo, ya sabes que has vivido más de la mitad de tu vida, lo urgente es vivir sintiendo en todo momento que eso que haces ahora te hace feliz, o, que, cuando llegues, cuando alcances tu objetivo, vas a vivir más tranquilo, mejor.
Ahora mismo estoy realizando un máster sobre autismo que está siendo una experiencia brutal. Mi idea es aprender para atender. Fuera de ahí no aspiro a nada más. No pretendo acabarlo siendo la alumna aventajada. No es mi objetivo. De hecho, ahora resulta que el examen para ascender lo ponen el mismo mes que que el examen final del máster. Acojonante. El cosmos suele ser así de hijoputa con esta que escribe. Probablemente sean los dos, incluso, el mismo día. Pero si algo tengo claro a mis casi 54, es qué es lo mejor para mi. Y lo mejor es, sin lugar a dudas, ser feliz el tiempo que me queda. Y por eso iré al examen de promoción interna. No sé si aprobaré, eso sí, como con todas las cosas que me interesan, voy a hacerlo lo mejor posible y a intentarlo con todas mis fuerzas.