Cuéntanos algo que la mayoría de gente no entiende.
La gente, en su mayoría, no entiende el autismo. O dice que si, pero no. Cuando arañas un poco, la persona con la que hablas creen que la gente autista es como Sheldon Cooper. O como la chica de Bright Minds, una serie francesa con título inglés que descubrí esta semana. O peor. Como Rain Man. Aunque ya solo los que somos cincuentones sabemos y conocemos esta película. En fin. Que el autismo o ser autista no va de eso. Va de tener un mapa neuronal distinto del que tienes enfrente. Va de que no sabes que te está tomando el pelo o siendo sardónico mientras te preguntas porqué otro ser humano emplea esas tácticas para hablar con nadie mientras lo miras con desconcierto y cierta desilusión. Es cierto que hay tantos autismos como personas. A nadie le da por lo mismo. No va de que escuche un ruido fuerte y se tape las orejas con las manos mientras grita desesperado. O si. O de no soportar ciertos olores. De no ver quizás el conjunto pero ser capaz de fijarse en un maravilloso, minúsculo detalle. O de no entender al que le habla a pesar de hablar el mismo idioma. Y no, no es una enfermedad. Hay quien piensa que el autismo lo es. Y cuando le dices la condición de tu hijo, más por necesidad que por ganas, notas cómo aleja a su hijo del tuyo no sea que lo contagie. No. Tampoco se contagia. Lo que sí lo es, contagioso digo, es la ignorancia. No saber es peligrosísimo. Si te toca un/a profesor/a que no sabe y que no quiere saber, y te trata con toda su ignorancia, el resto de compañeros se contagiarán. Y entonces es cuando empiezan a ocurrir situaciones de rechazo o de acoso. Pero no sólo en el cole. En los trabajos. Y para todas las cosas que se salen un poco del tiesto y que son distintas. Que has perdido tu salud mental? Ahora eres un loco. Que has engordado? Malo también. Que has perdido una parte de tu cuerpo? Pues ahora puedes ser desde un tullido a un pobre ser al que hay que ayudar aunque no hayas abierto la boca para pedir ayuda. La gente es la monda. En general. Luego hay alguna que, cuando hablas con ellas no te juzgan, te entienden, y solo te trata porque le caes bien o mal. Pero esas personas son una excepción. Deberían ser regla.