¿Qué escuchas mientras trabajas?
Hoy he abierto la aplicación y he visto qué escucho mientras trabajo. Ayer llegué a la casa que comparto con mis hermanos para pasar algo más de una semana. Todo lo que veo a mi alrededor, ahora mismo, es trabajo a granel. Está todo muy sucio y es normal porque esta casa pasa mucho tiempo sola. He traído libros para leer por encima de mis posibilidades. Cinco libros quiero deglutir antes de volver a la rutina, pero no sé si, a consecuencia de las redes sociales, efecto pandemia o qué se yo, me cuesta muchísimo concentrarme en una actividad. Como ejemplo, hace medio segundo estaba con Alicia Barlett en un caso de la inspectora Petra Delicado y su fiel compañero de fatigas, Garzón. Pues lo dicho, he cogido el móvil y he visto la pregunta y a mi, como me sucede a veces, me nace la necesidad de escribir. Pues bien, ahora mismo, mientras escribo, solo escucho los camiones de mercancías bajar hacia la playa o en el centro comercial, descargando barriles de cervezas a granel. Cuando el pueblo comience a despertar, que será en una hora, ya habrá mayor trasiego de gente, algunos haciendo deporte, otros buscando un sitio donde desayunar, otros buscando un medio de transporte que los lleve a otro sitio de la isla…y yo, mientras tanto, estaré manguera en ristre intentando quitar la porquería que pulula por las terrazas. Si me paro, si me quedo quieta, puedo oír a mi madre llamarme, para luego verla bajar sonriendo para darme un beso y darme las felicidades por mi cumpleaños. «Felicidades mi hija» me diría. Y luego apuntaría que yo nací a las 5, hora muy torera, y que fue un parto largo y horroroso, y que, hasta esa hora no habría ni regalos ni tarta. Me sonreiré y seguiré limpiando esta casa que ella tanto amaba. «La joya de su corona» la llamaba. Y yo, aunque solo sea por eso, cogeré el cepillo y empezaré a desalojar a las arañas que se han hecho fuerte dentro y fuera de la vivienda.
Ahora vuelvo a la lectura. Quiero pasar un cumpleaños sin demasiados sobresaltos, que ya estoy mayor y 54 años requieren que te cuides como un jarrón Ming por esto de que quiero vivir muchos años para poder estar con mis hijos todos los que me sean posible con la mejor salud que me pueda permitir.
Ayer, mi hija me dijo que iba a dar un paseo. Al rato de estar fuera, con un pellizco de esos que te dicen que algo no cuadra, miré en la aplicación de móvil y descubrí que se había subido en un vehículo. La llamé y no cogió el teléfono. Normal cuando llamas a un autista. Le mandé un mensaje y me dijo que volvía a casa a buscar «cosas que se le habían olvidado». Tras el susto y la vuelta a esta casa de la primogénita una se da cuenta de todo lo que queda por hacer y entender. En octubre comienzo otro curso para poder meterme en la piel de quienes viven conmigo. Pero eso será en octubre. Hoy me toca descansar. Y limpiar las terrazas. Y contestar mensajes de felicitaciones. Y leer. Y escribir.