Si tuvieras que renunciar a una palabra que utilizas habitualmente, ¿cuál sería?
Esa es la palabra de la que renunciaría muy alegremente. Soy consciente de que mis hijos no serían las mismas personas que conozco. A las que amo por encima de cualquier otro apartado de mi vida pero, que yo los ame no significa necesariamente que no vea sus dificultades. Los esfuerzos que hacen por vivir en un mundo que, como dice el título de este blog, no les pertenece. Ellos debieron nacer en Avatar. Con buena gente toda, en comunión con la naturaleza. No en este planeta que no los acepta. Que no los mira como iguales.
Actuamos a veces incluso, como no hace la propia naturaleza. Hay veces que ocurre que nace un animal distinto de los de su especie y vemos cómo no son rechazados por su grupo de iguales. Se les huele, se les mira, se les quiere, porque pertenecen a SU grupo. Eso no ocurre con los humanos. El ser humano es capaz de cosas absolutamente maravillosas, pero también de las más horribles.
Esta mañana salieron mis dos hijos de la mano a hacer un recado. Según me cuentan, en parte por sus dificultades, en parte porque les tocó un gilipollas a las doce en punto, lo cierto es que han estado a punto de ser atropellados. Ante los gritos de los testigos mi hija ha reaccionado bien y se ha vuelto a la acera con su hermano de la mano. El tonto, encima, se ha puesto como lo que es y les ha recriminado el comportamiento. Cruzar por un paso de peatones! Qué barbaridad! Iba a aparcar su camión de mercancía en el paso. Para eso estaba dando marcha atrás. Cosa que está prohibida. No se puede pasar donde los peatones tienen habilitado cruzar. Pero no importa, era culpa de ellos. De los raros, de los que aletean las manos ante un peligro, ante quienes se tapan los oídos por los gritos ajenos.
De todo esto me he enterado por teléfono. Gracias al cielo salió mi marido en ese momento y seguro que ha sabido reconducir la situación. Pero yo no me canso de pensar en qué ocurrirá cuando faltemos él y yo.
No tengo, de verdad, ninguna queja del trabajo que me ha dado que mis hijos sean autistas. Son cosas que pasan, y, la genética sólo se ha comportado como debe. Como la ciencia dicta. Pero yo hoy me cago en la genética. Aunque tampoco ella tenga culpa ninguna!