¿Qué haces para relajarte?
Me he vuelto a desvelar, que mucho tiene que ver con la semana que he tenido. Me ha pasado por arriba como una apisonadora. El comienzo sorpresivo de la terapia del niño el lunes. Digo sorpresivo porque se acerca la festividad grande de la isla y nada se mueve aquí antes de ese día. Era lo habitual. Hasta este lunes.
También me ha tocado ir a consolar a una amiga que a perdido a su hermana. Esto el miércoles, pero el martes bajé al sur de la isla para echar un vistazo a la casa que tenemos allí porque había recibido visitas y me gusta ver cómo ha quedado todo. Lo que me toca limpiar cuando vaya esta tarde.
Ayer fui a hacer la compra y luego, la compra del material escolar. Este año he sido realista. Solía comprar material escolar de calidad porque que mi padre en sus años mozos trabajara en una imprenta y nos surtiera a mi hermana y a mi de ello, ha tenido un peso muy importante. Hasta ayer.
En algún momento, esta misma semana, he vaciado la mochila del niño, para mirar qué le hacía falta y he descubierto que ha sido capaz de romper la escuadra, el cartabón y el portaángulos todo, por la mitad. Y ayer decidí comprar material para salir del paso. En eso que la gente llama tienda de chinos aunque el dueño lleve el dni entre los dientes. Me ha salido la compra lo mismo que en la tienda donde iba antes, pero que se han trasladado al quinto pino. Demasiado lejos para una persona que intenta por todos los medios encajar un puzzle donde las piezas se empeñan en no encajar. Y sencillamente no he podido llegar tan lejos porque me han faltado horas, días.
Este fin de semana, como ya dije antes, es la festividad grande de la isla. Y yo me voy. Me hago humo. Esta festividad es de las de salir de tu casa y llegar donde está la iglesia de la patrona de la isla como dicen aquí, de romería. Y por mi casa es muy habitual que salgan hasta grupos de música cantando con sus guitarras y timples. Y yo quiero descansar. Me voy a la casita del sur. Así que me llevaré el ordenador y la tablet. Una para leer y otro para escribir, que son las únicas dos cosas que me relajan. Por cierto, he preguntado a una compañera cómo hizo ella para publicar su libro y lo que me ha contestado me ha dejado entre perpleja y asustada. Menudo follón!!
Hace poco vi unos de estos cuadritos de Instagram que decía que ya no le valía tomar café, que necesitaba morder un cable eléctrico. Así me siento yo habitualmente, pero leerlo me hizo gracia. Lo había puesto otra madre de un chaval autista pero él en grado 3. Yo lucho cada día entre el mantenerme despierta y descansar lo suficiente. Como ven, yo, que tenía que despertarme a las 7 y estoy aquí, con el móvil, escribiendo esta entrada, la cosa me sale de pena.
Como digo, esta tarde me iré y no vuelvo hasta el lunes. Sin mi marido, que le toca trabajar pero con los chicos. Y ahí si que si que me relajaré porque estaré haciendo lo que más me gusta en el mundo. Escribir.