¿Qué actividad deberías dejar un poco de lado?
Ayer vine a la casa del sur de la isla y, por la noche, me dolía el cuerpo a morir. Pasé una noche toledana, y, cuando sumé los síntomas, creo que tengo covid. Mi primer covid desde que apareció la enfermedad. Lo cierto y verdad es que, cuando me pongo enferma lo hago con ganas. De acostarme. Y aquí estoy, dándome un panzón de dormir.
He dejado de ser madre, porque no puedo ni moverme y estoy más tranquila que el carajo. A veces pienso que deseo algo como esto para que no tener que seguir rutinas, para colgar el mandil de madre. Centrarme en ponerme bien. Solamente. Y es hasta placentero. Ahora han salido a buscar a su padre porque mi hija intuye que está sentado en un sitio, merendando, sin invitarlos. Mi marido sí que sabe. Él sí que desconecta on de la marcha. Sí que se toma esas libertades. Solo que la hija le ha salido más lista. Espero y deseo que los invite y que, el rollo de que te caiga la paternidad por sorpresa no lo lleve a dejar que miren mientras él come. Él es así. Él tiene perfectamente separado todas las cuestiones de su vida. Amistades. Familia. Trabajo…todo en casilleros separados. Y no le gusta que se mezclen. Eso sí, sus amigos me mandan mensajes de móvil porque él no tiene y eso no le importa que me importe. No me digan que no se pone nivel máster! El puto amo!
Yo quisiera ser así pero no. Me fui a comer con antiguos compañeros, por lo de las comidas de Navidad, y salí del restaurante, me fui a buscar al niño y me di tres viajes de mi casa a la terapia. Podía habérselo encargado a mi hija? Si. Pero el niño decidí tenerlo yo, y mientras pueda ellos serán el centro sobre el que gira el eje de mi vida.
Me acabo de tomar un paracetamol porque siento como si me mordieran el costado. Con la medicina, la querida medicina, uno lleva estas cosas mucho mejor que sin ella. En fin, no voy a recordar a las primeras personas que fallecieron a causa de la enfermedad, solos, como estuvo a punto de morir mi madre. Nadie debería morir solo. Debería haber alguien sujetando su mano y diciéndole deseándole buen viaje eterno. Y así debió ser siempre.