La semana pasada pensé que aquella sería la última entrada al blog, pero caí en la cuenta de que no había contado lo que me ha servido y qué he utilizado con mis hij@s. Esos consejos que deseas con tanta ansia cuando empiezas a recorrer un camino tan tortuoso y duro como es el autismo.
No me considero una madre al uso que utiliza pictos a mansalva. Por ejemplo, con mi hija necesité utilizarlos muchísimo, pero con el peque no me han servido. Es decir, no me ha servido sentarme con él y comenzar a dibujar en su agenda qué toca. Mi hijo interpretaba los pictos que le hacía de manera incorrecta (básicamente porque dibujo nivel bebé de dos años). Así que con él tuve que descargarlos de Arasaac. Si no los conoces, te recomiendo que les eches un vistazo. Gratuitos. Maravillosos. Yo me pillé la secuencia del baño porque a mi hijo, cuando dejó los pañales, le costó mucho interiorizar algo que crees que sale de manera natural (espoiler, no). Luego le puse la secuencia de la mañana. La de ir al cole. Pero esa me la imprimió, me la recortó y me la plastificó su terapeuta porque a mi, en ese punto, con la tristeza, me pasaban las cosas por arriba como una apisonadora.
Ahora que ambos son mayores, casi no los uso. Me lleno de paciencia y les explico, hasta la extenuación, qué vamos a hacer y qué puede salir mal. Y lo hago porque pienso, «y si un día me muero o me pongo muy enferma?Se pondrá mi marido con los pictos como hago yo?»Él usa el modo explicación, y lo hace de una manera muy sencilla y plana. Sin añadidos innecesarios. Y le funciona! Pero ojo, porque ahora mismo la mayor tiene 18 y el peque 10! Y no tenemos una vida de muchos sobresaltos. Eso tiene un peso también. Les va más a estas alturas las historias sociales, algo que aprendí mucho de Aurora Garrigós.
Otra cosa, comencé a seguir en Facebook a gente como a ella, Aurora, o a Anabel Cornago y su blog, El sonido de la hierba al crecer. Ahí puedes encontrar un montón de recursos y de materiales gratuitos que te puedes descargar. Anabel empezó en el blog más o menos cuando empecé yo a buscar información sobre este tema porque su hijo, Erik, tiene casi la edad de mi hija y ella comenzó el blog por él. El nombre viene porque ella encontró a su hijo una vez detrás de su casa, con la oreja pegada al césped, y, cuando le preguntó qué hacía, le contestó que escuchar el sonido de la hierba al crecer. La conocí personalmente y me encantó. Ella pone el acento en que el autismo hay que vivirlo con naturalidad. Sin dramas. Además tiene esa retranca de la gente del norte de este país y te dice las cosas como las piensa, con educación, eso sí, pero clarito para que lo entiendas. Hice un curso con ella en vivo y tengo un par más de ellos online. Es una curranta y su blog lo refleja, además de una defensora a ultranza de los derechos de las personas autistas de este país aunque ella vive en Alemania.
Y, como estoy viendo que esto me está quedando un pelín largo y mi hijo ya comienza a dar sus primeros saltos y aleteos, como si de un colibrí se tratase, lo dejo aquí hasta la semana que viene. Tengo que ver si, hoy es el día en que, lo de echarse a volar es un éxito, por fin, para mirarlo en su vuelo mientras me pongo las manos de visera y lo veo alcanzar al sol.