Mi yo adolescente

¿Qué consejo le darías a tu yo adolescente?

Si hoy pudiera volver atrás, si pudiera trasladarme en el tiempo, lo haría a una de las etapas más oscuras de mi vida, que, si, está situada en la adolescencia. Si me encontrara con aquella joven, perdida, llena de tristezas, de no saber qué o porqué le pasa y siente lo que siente, le daría un abrazo profundo, lleno de amor, de esos que, al darlos, recolocas los chacras de quien lo recibe. Le diría que todo eso que siente, toda esa profunda tristeza, viene toda de esa cosa que su cerebro ha decidido guardar y olvidar, como cuando uno borra un documento de Word, solo que, al igual que éste, queda una marca, una señal que indica que eso sigue guardado en la memoria. Le diría que es la tía más luchadora y fuerte del universo. Que es guapa, inteligente, lista, cosas que nadie le ha dicho en la vida, y volvería a abrazarla para luego, al mirarla de nuevo a los ojos, narrarle cómo será su vida en unos años. Que va a salir de esta, aunque se sienta atrapada en un lodazal en el que, cuando más se mueve, más se hunde.

También le diría que no se preocupe por sus hermanos. El niño se hará un hombre. Un tío feliz y disfrutón de la vida. Y su hermana, pues encontrará a alguien que la cuide y la quiera y le darán incluso, una sobrina preciosa con una mirada que le recordará siempre al fondo de su Océano Atlántico. Un azul profundo, acompañado con una sonrisa que da luz a todas las oscuridades.

Le hablaré de los hijos que va a tener, y, si, nuevamente le tocará bailar un baile distinto, extraño, lleno de incertidumbres, pero que acabará por llevarla a un sitio único. Avatar. Ahí ella será la mujer más feliz del planeta, y será de ese lugar de donde saque muchas de las historias que a ella tanto le gusta narrar. Sus hijos son personas maravillosas porque vienen de gente buena.

Luego me despediría de ella, no sin antes advertirle que no haga la tontería que está a punto de ocurrir. Que no vale la pena. Que aguante. Que viva!

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4 respuestas a “Mi yo adolescente”

  1. Qué bonito es poder abrazar esa versión del yo que fue tan vulnerable, con una ternura que solo se encuentra en la aceptación plena de todo lo que fuimos. El mensaje que le darías a tu yo adolescente es un recordatorio invaluable de que, a pesar del dolor, siempre hay luz al final del túnel, y que la fuerza para seguir adelante ya está dentro de uno. Es un acto de amor infinito, el de acompañarnos en nuestros momentos más oscuros y recordar que, aunque en ese entonces no podíamos verlo, lo mejor estaba por llegar. Que esa fuerza, esa belleza y esos abrazos siempre han sido parte de nosotros, esperando ser reconocidos.
    Gracias por compartir, Sandruski.🌷

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  2. Qué profundo y hermoso lo que has escrito. Es un recordatorio de lo valientes que somos, incluso cuando no lo vemos en el momento. Abrazarse a uno mismo en el pasado, con amor y comprensión, es un acto de sanación inmenso. Me alegra saber que esa joven encontró su camino y que hoy puedes contar su historia con tanta fuerza y claridad. Gracias por compartir algo tan real y conmovedor.🌹

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