Las sensaciones

¿Qué estrategias usas para lidiar con las sensaciones negativas?

Ayer fue un día convulso. Suele serlo cuando es el aniversario por la muerte de tu madre. La llevas todo el día en el coco, con esa sensación de nubecilla gris sobre tu cabeza, con un aluvión de mensajes telefónicos que recibes porque el resto de la gente que la conoció también la echa mucho de menos, y con esa tristeza que se queda abrazada a ti todo el día. Como una cría de koala. A tu espalda.

Encima de estar toda la jornada aullándole a la luna, me dice la tía a la que sustituyo que ya está de alta, hoy sábado, y que va a pillarse las vacaciones de 2025. Podría haber cogido las del año pasado, y yo haber estado trabajando un mes más en sustitución pero, por lo que sea, ha preferido que su mesa se pegue más de un mes sin funcionaria que la haga funcionar. Sé que yo no soy santo de su devoción. Y ella y yo, hace años, tuvimos alguna movida en la que le expliqué que ser funcionario significa tener un poco de educación y respeto por el que tienes delante, ya sea compañero o usuario. Ahora le debe escocer un pelín que no se la eche de menos y que yo me ofreciera a hacerle el trámite de solicitar las vacaciones por ella. Cuando entregas mal y recibes bien es una putada cósmica. Vas en busca de pelea y te encuentras con que, incluso, te ayudan. Habrá deseado mucho escupirme con su bilis, pero se encontró con alguien que perdió hace muchos años el interés por discutir por chorradas.

A última hora de la tarde, recibo un mensaje de móvil. Acaba de fallecer la madre de mi compañera y amiga en el Registro. El mismo día que mi madre. Y pienso en que hay veces en las que uno debe entender que no son todo coincidencias, sino alineaciones de astros, el cosmos, Dios, o como quieran llamarlo. Por la mañana había puesto un aparato que sirve para limpiar la placa de descanso que me pongo por la noche a funcionar. Al cabo de un rato, comienza a apagarse y a encenderse. Como no se aclara, lo apago yo. Se vuelve a encender. Lo vuelvo a apagar. Sigo con mis cosas y vuelve a encenderse. Tres veces lo mismo. Decido desenchufar el cacharro. Y entonces me viene a la cabeza la madre de mi compi, que, al igual que mi madre, tiene el mismo nombre que su hija. Siento que partirá ese mismo día. Puedo incluso sentir a mi madre diciendo que la mujer va a estar bien. Que ella siempre fue una gran anfitriona y que estará al otro lado esperándola. No quiero imaginar la cara de la señora cuando vea a mi madre acercarse con toda su buena energía, con su paso enérgico, su sonrisa en los labios y ofreciendo un abrazo de bienvenida que hace que se te quiten todos los miedos.

Al apagar la luz para dormir, he apoyado mi cabeza en la almohada y he caído en la cuenta de otra cosa. He hecho lo mismo que mi madre hacía con la gente mal rollo. Sonreírles, ofrecerles sus mejores viandas, y si te vi no me acuerdo. Y me he sentido orgullosa, porque no hay nada más bonito que devolver bien por mal y dormir esa noche como un bebé. Y es lo que he hecho. Y me ha sentado maravillosamente.

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5 respuestas a “Las sensaciones”

  1. También fui funcionaria, me jubilaron por enfermedad, sé bien de lo que hablas. A veces, hay personas que parecen empeñadas en hacer la vida más complicada a los demás, pero qué satisfacción da responder con calma y generosidad.
    Siento mucho la pérdida de tu madre. Por muchos años que pasen, hay ausencias que nunca dejan de sentirse. Pero qué bonito pensar que, en ese otro lado, hay abrazos de bienvenida y sonrisas que disipan el miedo. Ojalá siempre podamos honrar su memoria con gestos como los suyos: ser amables incluso cuando no nos lo ponen fácil.
    Mi madre era una de esas personas que dejaban poso en el corazón de quienes la conocían, era todo simpatía y amor.
    ¡Cuánto se las echa de menos!
    Un abrazo enorme.🤗🌷

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    • Yo creo que las madres en general dejan una huella más allá de que ellas nos dejen un día. A mi la mía me dejó por herencia sus consejos, y, en uno de ellos me dijo: «tú comportarte como debes, así quedarás por encima de esa gente que no merece la pena». Y oye, duermo cada noche como un oso en hibernación!

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      • Jajaja jajaja pues yo debo de ser el diablo en persona, porque padezco insomnio desde los 7 años jajaja jajaja.
        La verdad es que los valores y los consejos maternos, creo que es algo que según nos hacemos más mayores, vamos recuperando con más ahínco.
        Un abrazo 🌷

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