El trabajo gratuito

¿Qué trabajo desempeñarías gratis?

Yo creo que esta es una pregunta que podemos contestar todos y conseguiríamos un abanico amplio de respuestas.

Hacemos mil labores gratis, unos porque ayudamos a nuestros hijos con sus nietos, otros, porque tenemos padres mayores, otros porque tenemos hijos con algún tipo de discapacidad…El mundo está lleno de personas que hacen un sacrificio altruísta en pro de esa persona a la que ha decidido, o la vida le ha decidido por ella, que debe cuidar. Es cierto que lo haces de gratis, y lo es también el hecho de que a lo mejor, no lo hagas con el cuerpo contento, pero no por ello te alejarías de su lado, apartándola de tí, como si no fuera parte de tu vida, como si fuera una perfecta desconocida.

Mi compañera me dijo esta semana que, una tía de su marido, que no tiene hijos, ni bienes, ya no podía levantarse de la cama. Van a cuidarla por turnos los fines de semana. Entre todos le pagan a alguien para que se la cuide entre semana, también le pagan la vivienda, y, porque cobra 400 míseros euros, muchas veces, la comida. Y eso es algo que ninguno de ellos hace de gratis, es un sacrificio económico que les supone un desembolso a las maltrechas economías de ahora que, vivimos, o sobrevivimos a la vorágine de la subida del precio de todo en general.

Yo soy cuidadora de mis hijos. Lo hago a tiempo completo. Lo hago de forma gratuita y estoy en un nivel alto de cuidado porque quiero.

El resultado está siendo que, cuando la gente ve a mi hija, por ejemplo, y no la veían desde pequeña, que era la encarnación del monstruo de Tasmania, alucinan muchísimo por el cambio. Y no digo que sea educada y se sepa comportar en muchas situaciones, que también, sino que, durante muchos años, muy poco a poco, le fuimos dando independencia, alejándola de nosotros cada día un poco más, acercándola a una altura en la que ella se sintiera segura a la hora de saltar. Aún queda resolver el tema laboral, pero trabajamos en eso igualmente. Ya toma sus decisiones sola aunque sigamos explicándole cosas sobre la gente neurotípica que a ella no le gustan nada. Por ejemplo, lo falso que somos y cómo nos acercamos a otro para ver si obtenemos información de un tercero.

Ayer se le acercó una monitora del gimnasio, a cuyas clases no voy porque no me gusta su actitud en particular ni ella en general, y le preguntó que si había dejado el gimnasio. Todo porque el otro día, con mis cosas de escribir, mis estudios, mis hijos…cerré el candado con la llave para abrirlo dentro de la taquilla. Le pregunté que si tenía unas llaves genéricas de candado de chinos, que así era el mío, y ella, sin contestar a nada, me rompió el candado y me lo dejó en la mano. Cuando la miré debió sentir la furia sorda que emitía, a pesar de mi sonrisa hipócrita de, «dientes, dientes, que es lo que les jode» y, como estoy yendo al gimnasio a las ocho de la noche, porque me estoy preparando para ascender a gestora, ella creía que mi vida de ejercicios, había quedado rota como aquel candado  que puso en mi mano. Como si ya la vida no hubiera cogido ya una cizalla, y hubiera partido mi vida en dos. Como si todo dependiera de un candado de los chinos. Qué pena!

Cuando le expliqué a mi hija a qué venía esa pregunta tan rara para ella, porque es que, cuando la monitora te ve no te da ni la hora, alucinó muchísimo y dijo que nuestra forma de pensar era muy compleja. La miré unos segundos, en silencio, y le contesté: «no cariño, no es complejo, solo somos, cuando nos ponemos, una panda de hijos de puta» Y a partir de ahí!


2 respuestas a “El trabajo gratuito”

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