Mis hábitos

¿Cuáles son tus hábitos diarios?

Mis hábitos diarios han saltado por los aires. Al ingreso de mi suegra, que ha dado un bajón y ahora no camina, se ha unido el hecho de que, en la madrugada del miércoles al jueves, sobre las 4 de la mañana, nos quedamos sin luz. Primero pensé en un corte de energía normal y corriente. Luego me asusté cuando vi luz en el resto de la escalera. Llamé al portero de la finca que viene temprano y bajamos a mirar el contador de luz. Vimos que estaba la palanca bajada y pensamos en una avería. Le digo a mi marido que avise de esta  y, ya solo eso, costó un mundo. Cuando pusieron número a la incidencia, nos dijeron que llamáramos si pasaba cualquier cosa. Me llaman los técnicos de la compañía y me dicen una dirección que no conozco. Que a ellos le dijeron que fueran alli. Me explican que debo abrir otra incidencia y a eso me dispongo. Cuando llamo por última vez, me dicen que no es una avería, que es un corte en toda regla porque, en 25 años que pagamos las facturas, 25 de los cuales los empleé en correr detrás de mis hijos y en decirle a mi marido que cogiera el teléfono y lo arreglara, no habíamos cambiado la titularidad. Y el antiguo dueño ha muerto. Y sus herederos le dieron de baja. Entonces, temblándome la voz, le pregunté a la operadora que si no podía pasarme con los comerciales y me dijo que no. Que eso debía hacerlo yo. Le susurro si no entiende el trastorno que esto me supone. Me empieza a doler la cabeza. Voy a la clínica y le explico las cosas a mi marido. Me dice que llame yo que él ya tiene suficiente con lo de su madre. Le replico que no voy a enmendar su error y, que ya puede ir llamando que esto va a ir para largo. El dolor de cabeza se me intensifica. Entonces lo veo que empieza a buscar compañías que ofrezcan lo que pagamos hasta ahora y llama a una de ellas. El comercial le dice que va a poner el expediente como prioritario y que, en 48, volverá la luz. 48 horas. Lo que era dolor de cabeza se vuelve migraña. El viernes recibo un SMS diciendo que, en quince días estará todo resuelto. Comienzo a vomitar. No se me pasa la migraña y ya ahora me ataca duro. Aún así, hago una captura de pantalla, se la envío a mi hija, para que se la enseñe a él.  Llama a la compañía y le explican que no, que los expedientes tardan como una semana en resolverse se ponga como se ponga y se vaya con quien se vaya. Yo voy de camino a la farmacia, moribunda, a comprar las pastillas para ese dolor.

Cuando despierto, ya estoy sin dolor pero con toda la ira. Mis hijos, desregulados total por la falta de dispositivos, y de rutinas, no hacen más que llorar. Avatar se ha quedado sin luz, sin energía, sin ayuda, porque encima no va a casa de su madre para nada, ni para coger una bombona de gas, ni para una lavadora, ni para enchufar ninguna cosa…así que mi cabreo es uno sordo y lleno de cosas que debo eliminar antes de abrir la boca y dar un mal paso. Estas cosas pasarán a otra gente? Lo dudo!

Ya cuento los días para irme de vacaciones. En 10 días o así me iré a la vivienda del sur porque allí tengo civilización. Luz, agua caliente, WiFi… Él va a tener que hacer el pensamiento de que con su madre habrá de hacerse algo, básicamente porque el no caminar limita muchísimo su vida diaria. Ya no puede quedarse sola y va a necesitar una ayuda que no puedo darle. Y si él se la da, sería a costa de dejar incluso de trabajar, o de estar con su familia, o mucho peor, sin sus amigos. Así que este es el panorama actual en este planeta. Ya hoy he empezado a ver algo de luz en el corazón mismo de Avatar. Me he puesto de puntillas y he visto a sus habitantes cogerse de las manos, poner su energía en que, en algún momento, el corazón de Avatar volverá a latir. Aún me dura el dolor de cabeza pero, ahora, al sentir esa energía, ha empezado a diluirse. Despacio. Sin miedos.


5 respuestas a “Mis hábitos”

  1. Ana, me ha dolido el alma leerte. No puedo imaginar lo que supone quedarse sin luz en medio de tanto caos, justo cuando una ya va con la vida al límite. La energía —la real y la simbólica— es lo que nos sostiene, y que te la arrebaten así, de golpe, sin compasión y sin margen, es brutal.
    Y aunque sé que no me corresponde decirlo, no puedo evitar pensar que tu marido ha estado muy lejos de la empatía que necesitabas. Porque cuesta entender que no haya sido capaz de asumir su parte cuando tú estabas cargando con todo: con la gestión, con los niños, con la migraña, con el temblor y el miedo, y además con el tema de su madre.
    No sé si te sirve de algo, pero quiero que sepas que te leo y te creo. Que no estás sola. Que lo que estás viviendo es mucho. Y que Avatar no se ha quedado sin energía: tú eres su energía. Tú eres quien ha sostenido, quien ha cuidado, quien ha intentado que todo siga girando incluso cuando el mundo se tambaleaba.
    Ojalá ese corazón que empezaste a ver latir despacito se convierta en una hoguera. Y que pronto sientas que la luz vuelve no solo a tu casa, sino también a ti.
    Un abrazo grande y sentido. 💛🤗🌷

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