Te dan una noticia increíble. ¿Qué es lo primero que haces?
Hace años, al fallecer mi abuela, llegó alguien a quien quería mucho y me dijo que solo nos veíamos en velatorios y, que el próximo sería el suyo propio. Yo sabía que su pareja, en ese momento ya ex, la maltrataba. Le había dado tal paliza ese verano que, sin poder simular los moratones, cogió la baja. El cuerpo, su cuerpo, era verde total. Además, trabajaba en un hospital, y sabía que la iban a diagnosticar con precisión. Claro está, la familia se enteró nada más echarle la vista encima.
En el momento de vernos, se desahogó con nosotras y, como soy una persona de carácter ansiosa, le aconsejé que huyera a otra isla y se hiciera humo. La tenía amenazada con sus sobrinos, con sus hermanos…»Si me dejas te mato y me mato» y ella, al igual que yo, estaba comvencida de que no era una fanfarronada.
A los dos años, cuatro meses después de dar a luz a mi hija, me fui de viaje para que mi familia pudiera verla y estar con mi madre. Quería que me dijera que algo en mi hija no iba bien pero resultó que su diagnóstico fue de lo más regulinchi. La niña era perfecta y a mi me fallaba el coco por histérica. Pudiera ser! Pensé.
En esa tesitura estaba, cuando me dice que me va a dejar no recuerdo si uno o dos días porque se iba a Madrid con su marido por motivos laborales. El día que se iban, dándole el pecho a la niña, siento un grito ahogado de mi madre. Luego, la oigo subir las escaleras, abre la puerta y me dice lo que se había pronosticado. La había matado y se había volado la cabeza. Con un arma ilegal que la policía no investiga por estar los dos muertos o si, y no dan con el origen de la misma. Yo me quedo en shock y, justo en ese momento, ya no puedo volver a dar el pecho a mi hija. Grito desesperada que cómo diablos no se ha podido evitar algo así!. Que cómo es posible que alguien tan maravilloso haya tenido tal fin!
Luego supe que llegó viva al hospital y que no pudo superar la operación. Antes, al de la ambulancia, le dijo: «este cabrón me ha matado». Sabía que la vida se le iba por los dos orificios de bala.
Y así, cagándome en la puta vida es cómo reaccioné a semejante noticia increíble. Con cara de idiota y con ganas de gritar que el cosmos podría si eso poner sus ojos en otras personas y no en gente como ella, una chavala buena gente y con una resiliencia increíble. Pero no, por lo visto era necesario que muriera con 33 años. A manos de un desgraciado. Para acabar cubierto su cadáver por una lápida. Era necesario…