Temple Grandin

Explica una historia sobre alguien que haya tenido un impacto positivo en tu vida.

Cuando mi hija era pequeña pero mis sospechas sobre que era autista eran muy grandes, vi un pequeño video en YouTube en el que, la madre de una niña pequeña, recibía el diagnóstico en una época  en la que el autismo no es que estuviera en pañales, es que, encima, se consideraba una enfermedad mental. Total, que a la buena mujer le decían que, para decirle qué le pasaba a su hija, necesitaban la presencia de su marido, porque, supuestamente, no lo iba a entender. Ella aclaró que era licenciada en Harvard. Eso para empezar. No solo podía entenderlo, podía aceptar el insulto sin despeinarse.

Tras el primer insulto llegó el siguiente, porque, según el doctor,  lo que le pasaba a la niña era consecuencia de una mala crianza, o mejor, consecuencia de no ser una madre cariñosa, lo mismo que me decían a mi los que me rodeaban. Ella contesta irritada que tenía otra hija criada de la misma manera y que no tenía aquellos comportamientos. Daba igual, la culpa es de la mujer, cómo no.

Luego llega la solución que pasa por ingresar a la niña en un sanatorio y olvidarse de ella. Y la madre dice que no. Que si no hay pautas para modificar ese comportamiento. Y el médico le dice que no.

Cuando vi esa secuencia, y me imaginé esa madre, en esos años, saliendo de la consulta con una niña que no hablaba, a la que habían arrojado toda la culpa en la cara, siempre me pregunto de dónde sacó la fortaleza de llevarla a su casa y dedicar al problema todo su tiempo, con los medios que existían antes que debían ser escasísimos.

Existe otra secuencia muy famosa en la que su hija habla de que su madre la educó en respetar las normas y en aprender a buscarse la vida sola. Habla de que su madre siempre le decía que ella era distinta pero no inferior a nadie. Eso, mientras su madre la escucha emocionada.

En ese preciso momento yo decidí ser como aquella señora. Decidí buscar las herramientas que las redes me permitían y me metí en todos los grupos de Facebook donde se hablara de autismo. Comencé a seguir a científicos que explicaban qué funcionaba y qué no cuando tratabas con una persona autista. También he repetido hasta la saciedad eso de que eres distint@ pero no inferior. No dejes que te pongan a un lado o detrás. Demuestra que puedes.

Más adelante he seguido mi propio criterio y he ido abandonando grupos y estudiando todo lo estudiable. No quiero estar en la misma categoría que esa señora. Esa señora llegó a ser para mi una diosa del olimpo. No entro en esa categoría. No necesito reconocimiento público de ninguno de mis hijos. Tienen alexitimia y son incapaces de agradecer nada ni pública, ni privadamente. Me conformo con ver que lo que yo les ofrezco como madre los hace feliz. ESO es ahora mi mantra, pero he de reconocer que Anna, que así se llama la mujer, ha puesto el listón muy alto y se merece todos los homenajes que su hija le dedique. Aún vive. Tiene ochenta y muchos años! Pero es que, estoy segura, su hija, es el motor que tiene  para seguir viviendo. Viva Anna  Eustacia Cutler!!


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