Mi emoción

Cuéntanos la última cosa con la que te hayas emocionado.

La última cosa que me ha emocionado ha sido el leer una noticia en el que, un chaval de sólo once años, que se encontraba jugando al fútbol con sus amigos, fue apuñalado por un chico que lo conocía. Del mismo pueblo. Y yo no hago más que pensar en los padres, en su madre, que pasó los dolores de un parto para que, un día, la mala suerte y la parca, juntas de la mano, se lo lleven para siempre.

Me alineo con ese dolor de buscar lo que le dijiste la última vez, lo abrazaste? Le dijiste que lo querías? Ese es un terrible dolor profundo resultado no de una enfermedad, no de la mala suerte, no estaba allí haciendo algo malo, sino de una cabeza enferma que ese día dijo hasta aquí y salió a matar al primero que encontrara.

Hace muchos años, trabajando con menores, tuvimos un juicio de un chaval de 17 años que, en defensa propia, había apuñalado a uno que le ganaba en experiencia y edad. Vestía como un vendedor de drogas profesional. Llevaba todo el kit encima, como dicen los modernos, todo el outfit.

Cuando la fiscal habló de internarlo para proteger su vida dijo que él no necesitaba protección, que sabía buscarse la vida perfectamente. Entonces sentí una pena muy profunda por él.  Quién le había soltado de la mano? Quién lo había dejado que siguiera ese camino? A quién le importaba tan poco?

La pena que sentí venía de pensar que yo hubiera podido ser él, pero que mi cabeza, mi inteligencia, mi suerte, me había llevado a ver su vida desde el otro lado de los estrados y no al revés. Yo podría haber seguido sus pasos u otros peores pero decidí, porque me cuido mucho, que yo de todas tenía que salir mejor de lo que había entrado. Ha sido un duro camino pero nadie me ha ayudado. Y a él se veía que tampoco.

Acabo este escrito diciendo que, no sólo el amor a nuestros hijos es importante, ni la protección que le demos. También entra en juego la suerte. La buena y la mala. Por eso, mientras podamos, peguemos nuestra nariz a su cabello y aspiremos su aroma. Démosle muchos besos y digamos muchas veces te quiero. Que si aún así no es suficiente, por lo menos tendrás gratos recuerdos para cuando las cosas se tuerzan. Vivamos cada momento de nuestras vidas como si fuera el último de todos.


3 respuestas a “Mi emoción”

Replica a sandruski1 Cancelar la respuesta