¿Cómo sería tu vida sin música?

Si mi vida no tuviera música, hubiera tenido que inventarme una con el viento que mueve las ramas de los árboles, con el sonido del mar al tocar la orilla, en el aleteo de las aves en el cielo, o con el de mi hijo en el suelo.

Si no tuviera música, no me podría haber emocionado con canciones que tengo asociadas a hechos ocurridos con mis hijos, You say best, «when you say nothing at all» dice una de ellas, y hay tanta verdad en esa frase!

Tampoco me hubiera podido reír a carcajadas cuando mi hijo se ponía a bailar «can’t stop the feeling» de la película Trolls y en su baile descubrir que tenía un fuerte sentido del ritmo.

Si no hubiera música, no podría recordar que, hace casi 25 años, cuando nos pusieron el vals a mi ya marido y a mi, en el banquete de boda, él se empeñó en que quería hacer bomba de humo y desaparecer por esto de que es muy tímido y yo lo sujetaba, entre risas y le decía que sonriera que nos estaban grabando. Aún se oye nuestras risas en el vídeo solapadas solamente por aquel vals.

Si no hubiera música, mi vida no tendría su propia banda sonora. La mía, durante muchos años fue una de Luz Casal, «cuanto más bella es la vida, más feroces sus zarpazos, cuántos más frutos consigo, más cerca estoy de perder…» ahora es más, «yo no me doy por vencido» de Luis Fonsi, o «perfect» de Pink. Con cualquiera de las dos podrían enterrarme.


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