LO DE PERDERLO TODO

¿Qué harías si perdieras todo lo que tienes?

He perdido todo varias veces. Hace muchos años, me despedí, en lo que yo creía que sería un «para siempre» de dos personas a las que adoraba. Mi hermana y mi madre. Fue tan doloroso, y yo tan pequeña, que decidí imaginar que habían muerto y que no las vería nunca más. La vida se encargó de explicarme con toda la claridad que eso no era perderlo todo. Que podía haber más y peor.

Si hoy perdiera mi trabajo, seguramente, perdería con él a mis amistades. Nos separaríamos como una diáspora y comenzaríamos a encargarnos de las obligaciones que van dando los años, que se van añadiendo a nuestra vida, sutilmente, como las arrugas, como las canas. Pero soy capaz de soportar no volver a verlas. Aunque, hoy día, las echaría de menos. Hace unos años, eso no sería así. Tenía un buen caparazón.

He supeditado mi vida a buscar un futuro para mis hijos, para que, al cerrar los ojos, mi preocupación por lo que va a ser de sus vidas no sea tal.

Si perdiera a mi familia, sería ese el obús que consiguiera hundirme a las profundidades del abismo. Eso sí que sería tremendamente doloroso, como decía un poema de Antonio Machado:

Buen Cid, pasad. El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El cielo os colme de venturas...
¡En nuestro mal, oh Cid, no ganáis nada!

Pues así sería mi paso por la vida, un pasar por campos desolados llenos de sal, para que nada vuelva a brotar de ellos, yermos. Sin mis hijos sería un alma en pena, como imagino al Cid, subido a caballo, con sus más leales, intentando buscar un sitio donde cobijarse. Yo buscaría una cueva oscura y fría y allí me estaría hasta que viniera la muerte o hasta que el instinto de supervivencia ganara la partida de mi cabeza. Cualquiera de las dos es posible.

También se puede perder la salud. La física y la mental. Y no sé qué puede ser peor. Si luchar contra el desmorone de tu cuerpo o el de tu alma. Esta semana mi juez se ha puesto enfermo. A la plantilla nos han dicho que es algo estomacal, pero la juez que ha venido a sustituirlo, ha tomado decisiones a largo plazo. Mala señal. Él pasó por una enfermedad mala una vez, y me dijo que esperaba, algo resignado, que se volviera a repetir. Eso lo hace ser una persona disfrutona de la vida, pero es que no es ningún anciano! Es un año más pequeño que mi marido!

Así que, mientras esperamos que a la vida le de por hacer sus giros malabares y sus saltos y sus bajos, disfrutemos de todo lo que tenemos hoy como si no hubiera un mañana. Exactamente así. Como si te fueras a morir mañana.  Luego puede darle por llenar nuestra vida de sal y pasar un tiempo pasando por un terreno destrozado. Pero como dice también Machado:

Caminante, no hay camino: se hace camino al andar.
Al andar, se hace camino, y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar...


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