Día de la madre

Hoy es el día de la madre por estas latitudes. En otros países creo que se celebra la semana que viene. Aunque eso da igual porque con la excusa del homenaje, lo importante es ponerse las botas vendiendo regalitos para las fechas. Mi familia tiene planeado ir a comer a un sitio y comprar una tarta, muy a contrapelo todo porque hoy también ha planeado ir a limpiar un barco. No vamos a poder ir, cuando él vuelva, a ningún sitio porque estará todo lleno, y la tarta…si se acuerdan cuando se levanten. Apuesto por un no rotundo. Pero me da igual porque mi marido es el goloso de la familia así que el regalo, en definitiva, sería para él.

El otro día, comiendo con mi hija a solas, y por esto que se acercaban estas fechas, me acordé de mi madre y de lo mucho que le gustaba que sus hijos se acordaran de ella en días como este. Hablando de su partida, mi madre no se despidió de nadie a quien quisiera mucho, porque no era capaz de decir adiós sin llorar y sin derrumbarse. Entonces le dije a mi hija que, si yo me fuera de repente, si al cabo de un rato se encontrara sin mi, que no le quedara ninguna duda que ella y su hermano eran lo mejor con mucho de mi vida. Que le daba permiso para estar triste y echarme de menos, pero no mucho, porque no quiero pensar que tiene que ir a médicos porque la tristeza ha inundado su ser. Que estaba muy orgullosa de ella, porque sin imaginarlo siquiera, había llegado tan lejos que me era imposible mirarla si no era usando unos prismáticos. Que la vida y el orgullo no consiste en tener trabajo, que también, sino en ser feliz, en disfrutar, en ser buena gente y de eso ella rebosaba. «Nunca imaginé que la vida me diera el enorme regalo de tenerte aquí, frente a mi, hablando conmigo, teniendo una conversación. Ese es mi regalo del día de la madre. Ya no necesito ninguna zarandaja más». Tras esto, ella se me quedó mirando, sonriendo. No es una tía emotiva, de esas que tienen que secarse los ojos porque se ha emocionado. Ella recibe todo con alegría. Como tiene que ser!

Durante un rato nos quedamos las dos calladas. Yo sintiendo el peso de los años, de amores perdidos y de otros encontrados, y ella celebrando el amor por los suyos, enredándose entre nuestras piernas, formando raíces fuertes, para que el embate de los malos tiempos no nos haga saltar a cada una por un lado.

Escribiendo estas letras, me han llegado con un regalo. Creo que es el segundo que recibo en estas fechas. Le he hecho una foto y les he dicho que es el mejor regalo del mundo. En realidad, lo mejor es lo que no aparece en la foto, la gente de alrededor.

Feliz día de la madre!

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2 respuestas a “Día de la madre”

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