Los retoños

Esta semana no he estado para nadie. El lunes, mi hermano, que llevaba un tiempo planeando sobre la salud del que fue marido de mi madre, nos envió un mensaje de que llevaba 3 días ingresado en un hospital catalán, que estaba mal, y que no quería visitas. En ese mismo instante, envié un mensaje a una de sus hijas, poniéndome a su disposición si hacía falta echar una mano. El martes entró otro mensaje. Ya se había ido. Murió. Puf, y con el mensaje, taché de la lista viajar para ir a verlo una última vez, aunque ya había informado de que no quería visitas, ni llamadas, ni sarandajas, que estaba concentrado en cómo partir al otro lado. Me puedo imaginar la cara de sorpresa de mi madre, mirándolo con sorna, riendo porque aguantó solo cuatro tristes años de viudedad.  Si ella estuviera viva, él hubiera llegado a los 100. Como un rey!

Luego hubieron como 3 días de duelo, y, en el tercero, incineración y misa por su alma. Yo no quise estar ahí. Ni siquiera cogí los días que me pertenecían (5) por su fallecimiento. Según iba viendo a alguien a quien apreciara en el curro, iba contando que había partido. Lloraba y seguía trabajando. Mi hijo estaba con exámenes,  los últimos del curso, y quería ayudarlo a salir de ese atolladero. Su padre también trabajaba, y él lo hace días completos. No era mi intención dejarlo solo en esas circunstancias. Ya me había prometido a mí misma poner a mis hijos por encima en algunas situaciones en las que, en otro momento, ellos hubieran perdido la partida. Mi madre lo hacía. Todo el rato. Sin despeinarse. Sin soltar un pelo de su eterno moño en la cabeza. Y, a veces, se nos ha quedado cara de pasmo ante decisiones tomadas sin pensar más que en ella

Que si! Hay que ser egoísta, solo se vive una vez y todas las puñetas que quieras. Pero no tengas hijos. Los retoños son una responsabilidad. Y son parte de tu vida y tienen sentimientos y se ven diluidos si tú no le das su sitio. Su lugar.

Alguien me ha dicho alguna vez que si faltase, ellos son perfectamente capaces de vivir sin su persona. Claro que sí! A todo debemos adaptarnos! A lo bueno y lo no tan bueno que nos da la vida! Pero no vayas poniendo de tu parte. Deja que la vida y solo ella les de por el culo. No pongas tú de tu parte.

El lunes que viene, o el martes, ingresan a mi tía en un psiquiátrico. A pesar del ajuste medicinal, a pesar de los refuerzos, sigue sin alzar el vuelo. Su hijo mayor tiene veintipocos años y ha tenido que tomar esa decisión a pesar de que, el sitio donde va, no le gusta ni a su madre ni a él. Me puedo imaginar su sentir a pesar de su educación teutona, práctica y correcta. Tomar esa decisión no ha debido ser fácil. Pero ella tomó otra antes que fue la de dejar de medicarse y ahora, todos, apechugan con lo que fue su opción. No digo que merezca el ingreso, no. Pero era un futuro con el que ella no contó y que ha afectado a los que quiere, a sus hijos. Tu descendencia es parte de tu vida, y, al igual que a ella, debes tratarlos con amor, con dedicación. Quién te crees que eres para pensar que cosas como estas no importan? Tus niños no son robots. No están hechos de cables y acero.  Esto no es prueba y ensayo. Hay vidas en juego. Y son el tesoro más preciado del mundo. Cuídalo!

, ,

5 respuestas a “Los retoños”

  1. Lamento mucho tu pérdida, Ana.
    Tu forma de vivir, tan comprometida con el cuidado y la presencia para tu hijo, tus hijos, me parece profundamente sensata y amorosa.
    Es una postura llena de coraje, muy en línea con lo que significa realmente la maternidad, estar, sostener, elegir con conciencia.
    Ojalá tu tía se recupere pronto y le den el alta hospitalaria muy pronto.
    Te abrazo con todo mi afecto y mucho ánimo con todo.💝🌷

    Le gusta a 2 personas

Replica a POETAS EN LA NOCHE Cancelar la respuesta