La voluntad

Este año será el año en que, por fin, cumpla la voluntad de mi madre que me dijo qué hacer con sus cenizas y que aún no he hecho. Me ha pasado con el corte de luz lo que a mi marido. He aprendido una lección primordial.  No dejes cosas importantes aplazadas ni delegadas en otros. Esto último me lo dijo mi tía una vez que creí que el formulario que había rellenado para opositar y que dejé en manos de la academia estaba correctamente cumplimentado y no. Quedé fuera ese año. No me pude presentar después de matarme a estudiar. Les conté mi disgusto porque ella era mi refugio y me miró con aquellos ojos dulces y me dijo que, a los demás, no debía delegarles nada importante. Que lo hiciera yo. Y que nunca, jamás, en la vida, saliera a la calle sin dinero y sin llaves para volver a casa, cosa que he cumplido a rajatabla.Total, que, al salir de Avatar, cargada para venir aquí, le dije a mi marido que me llevaba a mi madre conmigo. Se sorprendieron todos y, al cogerlos con el paso cambiado, decidieron que ya si eso, lo hacía en un próximo viajr a la casa. «Mándame un correo con lo que quieres que te lleve y lo hago, pero ahora no hay sitio para tantas cosas» me dijo. Ya en la casa, andaba pensando cómo haría y dónde cuando sentí los acordes de la canción preferida de mi madre,  My way de Frank Sinatra. La cantaba algún extranjero en un karaoke del centro comercial y no lo hacía mal. Y me sonreí. Siempre que me sucede algo bueno, o que creo tomar una decisión correcta, me suenan los acordes de esa canción. Sobre todo si tiene que ver con sus cosas. El colmo llegó hace unos años cuando mi hija acabó el instituto y llegó el momento de orlarse. A todos, mientras iban saliendo, le iban poniendo una musiquita de fondo. Al salir mi hija lo hizo con los acordes de la canción de su abuela, y entonces supe que estaba allí, entre nosotros, aplaudiendo con orgullo que su primera nieta acabara el instituto con buenas notas y con la ebau terminada.

Tengo un plan y estoy decidida a hacerlo. No voy a invitar a nadie y voy a estar sola porque sé porqué he aplazado esto cuatro años, y se ha convertido en algo que se ha pegado a mi alma, y sé igualmente que al arrancarlo, me va a doler. Porque será despedirme de lo último que me queda de ella. Porque sé que entonces sí que sí me desprenderé de lo único que tengo y soltaré los lazos para siempre. Sin una vuelta atrás, sin un lugar donde ponerle unas flores. Ella será libre por fin y se irá a ver mundo y yo me quedaré en la orilla, como dice la canción de Luz Casal, esperando, aunque sé que ella ya no volverá jamás. Y eso duele. Pero como me dijo mi madre, «es lo que hay mi hija, es lo que hay» mientras yo la miraba con cara de agonía porque los para siempre son una auténtica mierda. Sobre todo los que tienen que ver con las despedidas. Y despedir a tu madre, si esta hizo de padre, de madre, de psicóloga, de amiga…aún más.

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11 respuestas a “La voluntad”

  1. Qué hermoso y qué duro a la vez… Te leo y me tiemblan cosas por dentro. También hice un curso de duelo donde aprendimos a crear rituales para despedir… y entendí que no es solo soltar, es honrar. Dar lugar. Dar gracias. Tu texto es un ritual en sí mismo. Gracias por compartir algo tan hondo. Me ha llegado de verdad.

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  2. Ana querida… cuánto dice tu voz, incluso cuando habla bajito. Este relato tuyo no solo está lleno de recuerdos, está hecho de piel, de alma y de un amor que se queda a vivir en lo invisible.
    Leer lo que compartes es como sentarse a tu lado, en silencio, mientras el corazón se va acomodando a esa mezcla tan humana de ternura y dolor. Qué profundo ese aplazamiento que a veces no es cobardía, sino puro amor que no quieres soltar. Porque a veces el verdadero adiós no es cerrar una puerta, es no tener ya dónde dejar las flores.
    Me ha conmovido profundamente lo de la canción, esa forma tan suya de seguir diciéndote “estoy”, de aparecer sin aviso cuando más lo necesitas. Eso no es casualidad, Ana, eso es amor que aprendió a volar.
    Y cuando llegue ese momento, porque ya has decidido hacerlo, con todo el amor y toda la valentía del mundo, sabrás que no te quedas sin ella. Solo cambia de forma. Estará en el viento que te acaricie el rostro, en las canciones inesperadas, en las sonrisas de tus hijos. Y en cada paso que des, a tu manera… your way.
    Te abrazo desde este lado de la orilla, con cariño sincero. Gracias por compartir tanto.
    🫂💝🥰🌷

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