Anoche tuve una pesadilla que tuvo mucho que ver con cenar copiosamente. Me vi en mi anterior trabajo (desde los 22 hasta pasados los 30 fui cajera de supermercado) y, por razones que desconozco decidí ayudar a una de las encargadas. Llegué a ver su cara y a recordar su nombre perfectamente a pesar de los 25 años pasados. Ella no necesitaba que nadie le echara una mano, pero ahí estaba yo, salvadora. Cuando me puse, nada me pasaba por el escaner, me equivocaba una y otra vez al teclear el código a mano…hasta que desperté de esa porquería de sueño. Maldije al cosmos porque entendí que no volvería a dormirme pero si. Lo hice.

Creo que el sueño tiene que ver con mi situación personal actual. Cada vez que intento que mi vida personal funcione, mi pareja-marido-padre de mis hijos- me demuestra que estoy equivocada. Que yo no necesito salvar nada porque él no lo necesita, a pesar de que lo nuestro hace agua por todos lados. Hago encajes de bolillos, cuento hasta tres, o hasta diez, o lo que haga falta, por contenerme ante una persona que no necesita que me contenga, ni que achique el agua con un dedal, aunque yo, así, ponga de mi parte.

La última de todas las cosas que me indican que esto es así es que, teniendo mi hija y yo el examen de las oposiciones el día 27, él ha decidido irse de viaje. Cuatro días. Volverá después del examen. Total, que no tengo quien se quede con el niño, aunque él dice, mi marido, que puede quedarse el niño esa mañana solo. Pero no solo es que no se queda con el niño, sino que ni nos lleva ni nos trae al quinto pino a examinarnos. Mi compañera ya me ha dicho que ella lo hace encantada pero aún queda lo del niño. Un niño que no se queda con cualquiera, y que, yo soy así, me va a tener toda la mañana pensando en cómo le irá. En fin, que creo que cuelgo el examen y no voy. Más de mil trescientos euros invertidos en las clases tirados a la basura. Todo porque mi hija y yo nos vamos a Córdoba al mes siguiente y él se queda con su hijo. Esta es la segunda vez que viajo con mis amigas y no coincide con nada suyo personal a lo que él deba renunciar. Porque soy así. Porque yo intento no molestar y ayudar pero me sale todo como en mi sueño. Al revés. No consigo ser lo suficientemente rápida, ni sagaz, ni nada por el estilo y resulta que, lo que hago, cae en saco roto.

Ayer olvidé el bañador de mi hijo encima de una hamaca. Siempre se lo quita y yo le doy de restregones para quitarle la arena. Menos ayer. También es verdad que yo llevo las toallas, el agua y las papas fritas que picotea el niño el rato que sale del agua. Un ejemplo claro de lo que me sucede en la vida. Le he dicho que se ponga uno de sus  bañadores  bermudas, tengo tres, y que se apañe hoy. Iba a ir a buscarlo a primera hora de la mañana caminando hasta la playa, una playa que queda a tomar por saco y a la que siempre vamos en coche. Y me he dicho que no. Que ya está bien. Que se acabó el «yo soy así». Que si no tuviera bermudas aquí debajo tengo dos centros comerciales donde comprar otro igual o mejor que el que he perdido (aunque me temo que no porque me lo regaló mi compi que compra todo de buena calidad).

Ahora voy a empezar con unos ejercicios de mindfudnes que me dio mi terapeuta y que me imprimí para luego perderlo en algún sitio porque dejé de poner el foco en: «en esta vida hemos venido a pasarlo bien» y me enfoqué en enfadarme por la puñalada del día del examen. Con lo facilito que es un: «Mira niño, vete a tocar los timbales a otra parte anda!» y me dedico a retorcerme como un gusano al que le cae alcohol. No. Mucho mindfudnes, gimnasio, terapia, amor del bueno…y menos tener a tu lado gente que te demuestra una y otra vez que quiere compartir la vida contigo porque tú vas detrás cargada como una mula. A la mierda el victimismo!

Dice Antonia Sanjuán, a quien han detectado un cáncer que,  si cuando una está sana debe cuidarse y quererse, cuando está enferma, más. No voy a esperar a entrar en esa segunda parte, ni voy a enfermar rompiéndome el coco en arreglar algo que, definitivamente, está roto. Así que, hoy voy a empezar a mirarme el ombligo como si no hubiera un mañana. Y, a lo mejor, me presento al examen, porque aunque me salga fatal llevo un año estudiando. Y nadie merece que yo tire ese esfuerzo a la basura. Nadie. Porque a lo mejor resulta que debo aparcar la frase «yo soy así» y empezar a usar «porque lo merezco».

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8 respuestas a “Yo soy así”

  1. Wow… de verdad te admiro muchísimo por tu fuerza y tu entereza.
    Leer cómo afrontas todo lo que te toca, la crianza, los olvidos, la pareja y tus propios retos, me deja sin palabras.
    No dejes que nada ni nadie te quite lo que has trabajado con tanto esfuerzo, ve a ese examen aunque tengas que dejar al niño con una vecina, ¡vaya morro gasta el papá!
    Te mereces ese momento y todo lo que venga después.
    No lo dejes de hacer, Ana, por favor te lo pido, es tu vida.
    Sé que te debe costar mucho esfuerzo colocar al crío para irte, pero es algo de fuerza mayor, es por tu vida, por crecer, ¡es por ti!
    De verdad que, lo de los tíos así de egoístas es que me enferma y perdóname que lo exprese así, pero es que ¿no hay otra fecha para irse de viaje?
    Un besito y ánimo. 💝🥰🌷

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