Después del examen

Al día siguiente del examen de oposiciones, salieron las plantillas oficiosas para corregir, si querías, tu propio test, así que estuve hasta el lunes insistiendo a mi hija para que se metiera en cualquier página de preparadores y lo hiciera. Su respuesta fue no. No quería sino la oficial. La del ministerio. «Pero esa saldrá muy tarde chiqui!» Le dije. Entonces le pedí su hoja de respuesta y, para mi sorpresa, me la dio, todo un rato antes de salir corriendo a la terapia con el hermano. Metí sus respuestas de la primera prueba y en el resultado me sale que ha aprobado. Luego corrijo el supuesto práctico y aquello empieza con unos diez fallos. Me pongo nerviosa. Sigo corrigiendo y remonta. A partir de ahí tiene todas las respuestas bien. No me da tiempo de sacar la nota. Doblo el papel y me lo pongo bajo la axila en modo Cenicienta te vas a convertir en calabaza si no corres. Llego a la terapia justo cuando la muchacha abre la puerta para dejarnos pasar. Subimos, y, después de explicarme qué habían hecho el niño y ella durante esa larga mañana, le explico lo de mi hija. Ella coge una calculadora y, oh my god!! resulta que mi hija también supera el práctico. Me pregunta cuál es el corte y, cuando se lo digo, las dos soltamos un grito de alegría. Nos recomponemos. Aquí se viene a hablar del enano. Nos miramos. Volvemos a gritar de alegría y chocamos nuestras manos. Le doy las gracias por su generosidad, porque ella forma parte de ese resultado. Por su ayuda inestimable.

Sin saber que ese día era su cumpleaños, salgo rauda y veloz a comprarle un regalo por quedarse con el niño. Uno que no es suyo, y que, además, tiene su qué toda la mañana de un sábado. Me llego a una librería y le compro un organizador tan bonito y con una pinta de bueno tan grande que me gusta hasta para mí, solo que yo no lo trataría como merece. Le compro un par de cosas más. Todo me parece poco.

Luego paso por una tienda de esas que yo considero de energías y buen rollo. Le compro un detalle a mi compañera que sé que ella no ha superado el test. Vuelvo a la terapia, y, después de darle los regalos sin envolver, nos abrazamos la chica y yo, intentando darnos todo lo positivo la una a la otra. Al día siguiente le doy a mi compañera su regalo. Es un llamador de ángeles. «Para que lo bueno te encuentre» le digo, porque el llamador suena como un cascabel, y la abrazo fuerte para aliviar la pena de llevar tanto tiempo preparándose, saber tanto, y no haber conseguido nunca pasar la prueba. El yin y el yan. Mi hija y ella. Sus nervios que la hacen perder el norte y borrar lo estudiado. Los nervios de acero de mi extraterrestre, su lógica aplastante, su preparación sin descanso, con una madurez de una mujer de más años, que, al salir, notó las bajas energías de las demás y las hizo suyas. «Me salió mal mamá, lo siento» me dijo. Y yo la creí, porque ella es lógica pura, y mi alma hizo las maletas y me dijo que estaba hasta la coronilla de tanto drama. «Ahí te quedas!» me espetó, pero volvió resuelta en cuanto se enteró del resultado. Ahora a esperar a ver si consigue o no la plaza.

Al salir de la terapia, mientras caminaba yo dos palmos por encima del suelo, mi hijo me soltó: «quiero ser chófer de guaguas» por si pensaba que yo esperaba de él lo mismo que de su hermana. «Sabes? yo tenía un tío que lo fue! Tienes que ser muy serio para llevar a personas de un lugar a otro! Le dije. Él me sonrió, y, en medio de la calle lo abracé. Porque yo no espero que sea ministro. Sólo quiero que tenga salud y sea feliz, y, en ese abrazo, lo fuimos los dos, juntos.

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6 respuestas a “Después del examen”

  1. Ana, me ha encantado leerte, de verdad.
    ¡Qué alegría tan grande lo del aprobado de tu hija! Se nota que detrás hay mucho esfuerzo, cariño y esa manera tan tuya de vivirlo todo con intensidad y humor.
    Me he reído, me he emocionado y he sentido ese alivio y orgullo contigo.
    Y ese final con tu hijo… precioso.
    Qué forma tan sencilla y humana de recordarnos lo que realmente importa. Gracias por compartir algo tan bonito.
    De verdad que hoy me has alegrado el día sabiendo tan buena noticia.
    Un besito y ole por todo!!!🥰🌷

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    • Muchísimas gracias!! Anoche, a consecuencia de tantas emociones caí en una migraña interesante, pero, esta mañana, alguien me ha recordado lo importante que es el trabajo diario con chicos como los míos y se me ha pasado. Un beso enorme! Me encanta que te encante leerme! 😘😘😘

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