¿Cómo te sientes ahora mismo?

Ahora mismo, en este momento de mi vida, me siento bien, a gusto con lo que tengo y con lo que hago. Me ha costado 54 años poder decir algo así pero, a pesar de los vaivenes de mi vida, siento que comienzo a vislumbrar lo que es vivir tranquila.

Ayer, estando con mi marido, me preguntó que qué cambiaría de mi vida. «Quitaría la palabra autismo de lac vida de mis hijos», contesté. Tal vez porque ayer llegó el que será el grado definitivo de discapacidad de mi hija. Un 40%. No va a cobrar una paga por ello, pero sí tendrá ayudas de tipo pagar menos, por ejemplo, en una carrera universitaria. La recogió ella en una carta certificada que venía a mi nombre. La última en lo que a ella se refiere. Sentí que cerramos una etapa y abrimos otra distinta. Enfrentamos la adultez de una chavala que tuvo un punto de partida en el que nadie imaginó que llegaría a donde ha conseguido llegar.

Me recordaba ayer una compañera cómo yo, embarazada ya de su hermano, muy embarazada, vivía un perfil de estrés tan alto que soy incapaz de recordar que yo, mientras esperábamos la guagua del colegio de mi hija, hablaba con ella y con otra compañera mientras ambas le daban mucho amor a mi primogénita. Soy incapaz de recordarlo. Es lo que tiene el estrés, que te desarma tus recuerdos, te los tira por el aire y, en algunos casos, nunca más vuelven a ti. Es lo que me pasó a mi. Solo tengo algunos recuerdos de cuando comenzamos la batalla por sacarla del hoyo profundo en el que estaba. De cómo la enseñamos a señalar, a ir al baño, de pedir, de hablar…En fin.

A pesar de lo que aún nos queda, que tenemos un crío de once años con muchas necesidades, ya el camino no me es incierto. Ya no vamos a ciega el padre y yo. Tenemos una pequeña linterna para ver por dónde vamos. Una linterna que nos la ha dado la experiencia, el trabajo de estos años.

Hoy he vuelto a desvelarme, vuelven a ser las 3 de la mañana y, a mi marido se le ha caído el despertador al suelo con lo que me he despertado. Me aso de calor y me he levantado a seguir escribiendo mi historia. No sé si esto tenga que ver, pero me desvelo a la hora en la que mi madre falleció. Tal vez sea ella la musa que dirige el relato de una historia que tiene ansias de ser contada. O no. O son solo cosas de haber caído en las manos de la señora menopausia. Lo cierto es que, aquí estoy, esperando que cargue el ordenador. Ya está. Dejo el blog para seguir con el relato de la historia. Nuestra historia. Buenos días!


4 respuestas a “Mi sentir”

    • Voy por la página 27, pero es tantas las ganas que tengo de contarla que, llevando lo que llevo, estoy deseando acabarla, corregirla y publicarla…o no. Aunque creo que, si mi timidez no me supera, va a ser que si. Aunque solo sea por enseñárselo a mi tía. La que me pidió que la contara

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