Invéntate un día festivo. Explica por qué todo el mundo debería celebrarlo y cómo.

Deberíamos celebrar el día de estar sanos y ser felices. Para ello propongo que, durante todo un día, hubiera una jornada de puertas abiertas al acceso a la salud. A la física y a la mental. Me encantaría que existieran una especie de escaners, de esos que parecen el dintel de una puerta, pasar por él y recoger un papelito después. «Mira, yo que tú pondría más atención en lo que te ocurre y deberías ir al psicólogo» o salir de allí con el nombre de un buen médico especialista en eso que te ocurre y que no sabes de dónde viene. Nada de resultados funestos. Solo consejos. Así nos evitaríamos situaciones como las que ocurren en muchas familias, donde un componente de la misma, peregrina por veinte mil médicos y chorradas hasta dar con lo que tienen.

Mi madre estuvo, pues yo creo que unos dos años, buscando respuesta a un síntoma que nadie sabía de qué era. Le hicieron dos endoscopias o tres, la mandaron a un logopeda para darle rehabilitación vete tú a saber de qué, le dijeron que era la helicobacter. No. Era el páncreas. Todo venía de ahí. Pero ni siquiera casi al final de su periplo médico daban con lo que tenía. Y solo hacía falta un escaner. O una radiografía. O yo qué sé!

Lo que sí sé es que a mi madre, si le hubieran planteado pasar por debajo de una estructura metálica para salir con un papelito que le dijera: «el problema de lo que usted tiene le viene de este sitio concreto, le recomendamos que visite a tal doctor» a ella le hubiera parecido divertido y práctico. Divertido porque a ella todas estas cosas  futuristas le hacían gracia, y práctico porque no interrumpía ninguno de los viajes y homenajes que se dio para el cuerpo. Que fueron un montones y que, cuando pienso en lo que disfrutó respiro un tanto aliviada.

Y así debería ser ese día! Una celebración del hecho de seguir vivos, de respirar, de sentir el sol y el aire en tu rostro! Vivir una experiencia médica corta para aprovechar el resto de tu día, de tus días, como te da la gana. Eso sí, sin la obligación de ir al médico de marras si a ti lo que te apetece ante la enfermedad es ponerte de perfil. Que también sea válido vivir, y morir, como desees. Pero sabiendo que tú hiciste esa elección. Que decidiste no poner remedio. Porque no querías hacerlo. Porque vivir sin saber es otra forma de vivir. Y de morir!

Hoy he vuelto a desvelarme,  pero si pasara ahora por el escaner, saldría con un papel que diría: «bienvenida a la vida en premenopausia, buen viaje!»

, ,

5 respuestas a “El festivo”

Replica a sunshine Cancelar la respuesta