Esta semana ha empezado malamente. El niño lleva varias semanas quejándose de ganas de vomitar y yo, por si acaso, le pregunté si lo molestaban en el cole y me dijo que no. Lo llevé a su médico de cabecera, y todo normal, hablé con la señora que lo lleva en la guagua y me dijo que en el comedor comía como un animal. Fui a hablar con su tutor y se quedó sorprendido con la pregunta. El niño tiene un círculo de amigos y lo conocen desde peque…bla, bla, bla. Caso cerrado. Este chico no quiere ir al colegio porque es un gandul. Y en esa sentencia vivía, resignada a la suerte de haber parido al yin y al yang, hasta el lunes.
Primero me comenta que, en el día de la paz tuvieron una charla con su profesora de NEAE, en el aula, porque hay dos chavales que en el cole lo llaman autista. Además, aprovechando el rato del patio, que es trendin topic entre los matones. El lugar perfecto donde conseguir que tu tropelía pase desapercibida. Le dije a mi hijo que ser autista era como tener ojos marrones o ser alto. Otra característica más. Le expliqué que, si sus compañeros lo utilizaban como insulto debía decirles que en eso estaban muy equivocados. Ser autista puede ser muchas cosas, pero nunca una forma de faltar el respeto. Le expliqué hasta dónde y cómo se había metido esa condición en nuestras vidas y, algo que no pude hacer con su hermana, identifiqué a los autistas de casa. Flipó al saber que su admirada hermana era una autista más. Y alucinó con la idea de que, una persona tan lista y guapa como ella estuviera en Avatar. Las cosas del querer y la adoración! Ves tus cosas, las notas distintas, te dan un poco por saco, pero no ves que los de tu alrededor están en el mismo barco, luchando con tus mismas batallas.
El miércoles, su terapeuta me dijo que quería hablar conmigo (no con el padre) para hacerme una propuesta. Quiere que, una vez al mes haga terapia con otro niño de su edad con dificultades similares para la socialización. Entró a explicar a mi hijo que, en ese contexto iba a tener herramientas para saber cómo actuar en casos como el que ya él había pasado. Me quedé esperando la explicación y, cuando vi que no iba a tenerla, pregunté. Me dicen a qué se refiere la conversación. Me cuentan y me indigno. Y al día siguiente pongo un correo a la profesora de NEAE. Por lo visto, mientras esperaban por ella, él y un compañero en el aula, entró una alumna más alta y de mayor edad. Les puso unos problemas en la pizarra y, si no sabían resolverlo, les daba una torta en la cara. Se lleva la primera. Intenta escapar del aula, ella le cierra el paso, y se lleva la segunda. Entonces entra la profesora y los ve a los tres en una secuencia que ella no entiende y donde se le da una versión edulcorada de la misma. La agresora se va de rositas. Con una bronca en la espalda. Solo eso. Pero yo le explico y le digo que no quiero que vuelva a acercarse a mi hijo. Ni siquiera tocando el aire que él hace al caminar. Si vuelve a tocarle un pelo voy a por todas. Ya lo hice con su hermana. Puedo repetirlo y hacerlo más y mejor.
El resto de la semana se me ha ido en reflexionar sobre todo esto. Mi hijo, el niño de la eterna sonrisa, ha visto la hijoputez humana y, su sonrisa, durante todo este tiempo ha sido una especie de mueca pintada en su cara. Ahora toca cerrar la herida. Diciéndole la verdad. Que es un tío maravilloso con una sonrisa increíble. Y, con ayuda de los que vivimos en Avatar, volverá a recuperarse. A ser quién es. El niño más bueno del mundo ❤️
4 respuestas a “Mi semana”
el bulling y el abuso en el colegio es mas habitual de lo que pensamos, a mi hijo de pequeño tambien paso por ello, pero no debemos callar , por nuestros hijos y por los demas, yo pelee mucho y mi hijo comprendio que no estaba solo y lo aprecio. Siento mucho lo de tu hijo , la crueldad de la muchacha no tiene perdon, mi hijo llevaba un movil en la mochila, el pensar que lo tenia lo serenaba, un dia dos compañeras se lo quitaron y lo tiraron a la basura, cuando fui a buscarlo nada mas verlo supe que habia pasado algo, en el colegio llegaron a decirme que lo habria perdido el, pero cuando se descubrio el pastel ( una compañera conto lo que habia pasado ) , pedi que se disculparan con mi hijo y lo hicieron.
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Animo y adelante.
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Muchísimas gracias! Solo el que ha pasado por algo así sabe lo mal que lo pasan los críos. Mi hija estuvo años sufriendo abusos porque no lo verbalizaba. Y de eso se aprovechan! De que no hablan! Y cuando hablan no se les cree.Siento mucho muchísimo lo de tu niño.
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Gracias 🫂
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