¿Te falta tiempo?
Carezco de un tiempo precioso que me haga combinar maternidad con ocio. Esta semana sólo he conseguido ir al gimnasio dos veces porque, el miércoles, se levantó el niño enfermo y, desde entonces, he tenido que tachar cosas de mi agenda para poder estar con él. Eso sí, ayer viernes me fui a una comida de trabajo con gente del mismo grupo que el mio. Fui porque ya estaba pagada y porque quería estar con gente que habla mi mismo idioma. Cuando terminó la comida, nos reunimos unos pocos a quejarnos del atropello del Ministerio cambiando la Oficina Judicial. Se acabó trabajar para dos jefes, porque me iré a que me asignen tareas durante la mañana y a sacar trabajo de un juzgado que no conozco de nada, con la premisa de que, cuando elegí trabajar en un sitio y que quedara publicado en el BOE ya no sirve absolutamente de nada. Al jefe supremo le sudan mis derechos a tope. Es más, vuelvo otra vez a los tiempos de la incertidumbre. Qué pasará, que misterio habrá puede ser mi gran noche que diría el gran Raphael. En fin, tontadas de primer mundo!
Me he levantado enferma, no sé si de alergia, de, ya no tienes edad para salir y hablar con otros seres humanos, o de covid, aunque a este último lo descarto porque la otra vez me dio un fiebrón importante. Escribo, además, con la ventana de mi habitación abierta de par en par disfrutando del fresquito mañanero, y, quien ha pasado por una alergia importante, sabe que los síntomas se parten la cara unos con otros. Me refiero al covid y a la rinitis.
A lo que iba, a la falta de tiempo. Mi hija anoche me dijo que cuándo iba a escuchar las clases de las oposiciones. Me quedé un rato mirando para ella y pensando que, en Avatar, una enfermedad de este calibre, es una chorrada patatera que no impide a sus habitantes hacer otras cosas. Me dijo, a las diez y cuarto de la noche que yo estaba viendo la tablet, con una congestión importante, y roncando cada dos por tres porque el antihistamínico estaba haciendo efecto, cosas que ella no vio porque claro, en este planeta estar enfermo y jodido solo les pasa a ellos. Yo soy una madre inmortal, creada de sangre de Odín y crines de unicornio. No te fastidies! Tampoco saben respetar que quiero estar a solas, escribiendo, oyendo música o haciendo puenting. Nada! Debes estar atenta a nuestras necesidades y, la mía ahora mismo es la de contarte que me voy a ir de acampada dos días, o que no tiene dinero para comprar lo que hace falta para la comida de hoy. Le recuerdo que tiene padre, pero ella lo llama, en sus morros, papá ausente. Hay que joderse! Mi hijo por otro lado reclamando mi presencia a pesar de decirle que me encuentro fatal. Y así, todo el foco y el peso del día a día recae en mí. Aunque quiera descansar. Aunque me duela la cara y no precisamente de ser tan guapa sino por la congestión. No importa. Debes hacer como Atlas y llevar el peso de nuestro mundo a tus espaldas, lo quieras o no. Sin poder renunciar. Todos los días de tu vida!
2 respuestas a “La falta de tiempo”
Que te recuperes pronto y mucho ánimo, Ana. Un fuerte abrazo
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Muchísimas gracias Sunshine! Feliz domingo! ❤️🫂
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